Esta es la Historia de Acá del Norte*

Baudelio Rosas es originario del poblado michoacano de Ayala, que está enclavado en la meseta tarasca, zona donde predomina una población de origen purépecha. Contra lo que podría pensarse los habitantes de este pueblo serrano se dedican fundamentalmente a las actividades artesanales, industriales y comerciales. De ahí que no extrañe que la historia de Baudelio esté ligada estrechamente con la actividad industrial. Lo que si es peculiar es que haya podido realizar su actividad al otro lado de la frontera.

Su arribo a Estados Unidos tuvo que ver con una situación económica desesperada, intentó por varios medios de salir adelante y sólo logró endeudarse más. La única alternativa era ir al Norte y hacia allá se dirigió. Entró en una fábrica de confección y allí aprendió el oficio, luego llegó a ser mayordomo y finalmente patrón en su propio negocio.

Baudelio acostumbra a dar trabajo a sus paisanos y les da la oportunidad de que se enseñen y practiquen el oficio, aunque luego lo abandonen, no le agradezcan sus esfuerzos y olviden sus consejos.

Sus paisanos no lo quieren, en parte por envidia, pero también porque Baudelio es otro. La diferencia entre ser patrón y trabajador implica una distancia de clases que resulta insalvable a pesar de la amistad o el paisanaje.

De hecho se da un proceso intenso de transformación entre los migrantes que logran instalarse con éxito en Estados Unidos. El cambio implica una nueva de actitud ante la vida y el futuro, que en el caso de Baudelio se resume en: dedicación, ahorro, abstinencia y "saber trabajar al país".

* Entrevista realizada por Héctor Hernández en el Valle de San Fernando California, en 1992.


Me vine a Estados Unidos, en 1963, por problemas de dinero, era agente viajero y, por eso, siempre me ha gustado no depender de nadie, por eso me animé y me vine, sin ninguna mira, nomás así al aventón.

Cuando llegué a Tijuana me acordé que allí había tenido una amiga que ahora estaba en los Angeles; la conocí en las veces que me di mis vueltas para vender ropa, me dio su domicilio, para cuando fuera de vacaciones la visitara, ella es de Michoacán.

La última vez que la vi no sabía todavía los problemas que traía de dinero, por eso, cuando llegué a Tijuana y me encontré su teléfono en mi cartera lo primero que hice fue hablarle a Estados Unidos. Aceptó recibirme; me fui al domicilio que me había dado, era de una barra, cuando llegué me dice:

- Fíjate que me acabo de casar, te voy a presentar a mi esposo. Luego dice:

- ¿Dónde llegaste, a qué hotel?

- No llegué a ningún hotel.

- ¿Cómo voy a creer que no hayas llegado a un hotel?, sí tú eres de dinero.

- Pues sí, pero se acabó el dinero.

Me invitó a su casa, pero estaba muy pequeñita, nada más cabía una camita.

- Tú quédate en la cama, nosotros nos vamos a quedar en el carro.

- No, imposible.

Me quedé en el carro; me acuerdo que cuando la conocí, allá por el 62, nunca le decía:

- ¿Sabes qué Catalina?, estoy mal, ando mal con mi negocio.

Por eso, cuando llegué y le hablé para decirle que me iba a venir, nada más pensó que venía de vacaciones, pero le dije:

- ¿Sabes que?, yo me vine a trabajar.

No podía creerlo, me dijo que estaba muy duro, me llevó a su casa, fue batalloso para mi dar tantas molestias; no tenía trabajo y ella trató de acomodarme en algún lugar, duré un mes sin trabajar, para comer ella me ayudaba, también me la pasaba en el barrio de San Fernando, ahí hay unos restaurantes, me tomaba un café, me disparaban cigarros, hasta le pedía ayuda a la gente que andaba en la calle, a veces me daban una cora, un dólar, eso fue el 14 de enero de 1973.

En México yo era panadero, mi familia vendía manta bordada, por eso empecé a vender ropa, en la casa lo hacían mi mamá y mis hermanas, empecé a vender en la capital, Acapulco y Tijuana.

Iba a México porque ahí tenía un hermano, a Tijuana porque sabía de algunos conocidos que les había ido bien, de ahí me agarré Nuevo Laredo, Guadalajara, Acapulco, Cuernavaca, Chilpancingo, Tijuana y Monterrey, eran las ciudades donde vendía.

Antes de dedicarme a eso tenía una tienda de abarrotes en el pueblo, pero no estaba dando ganancias; me puse en la venta de telas pero tampoco estaba dando, así que no pude pagar una deuda de 40 000 pesos, fue cuando le propuse a mi esposa la idea de venirme al norte, no estaba de acuerdo porque no conocía a nadie, además de que no había nadie de Ayala, porque el primerito que llegó aquí fui yo.

Empecé a trabajar el 18 de febrero del 73; Catalina, así se llamaba mi amiga, me presentó con la señora Marilú, ella es de Tuxpan, Jalisco; cuando me vio me preguntó si sabía cocer, le dije que no, me hicieron una prueba, como no había máquinas desocupadas me encargó la limpieza y el acabado de las blusas. La primera semana me pago 40 dólares, así fue como empecé a trabajar, a los 6 meses ya era mayordomo.

La patrona me tenía mucha confianza, además de que me relacioné mucho con ella, a donde quiera que iba me llevaba y me invitaba; a veces llegaron a pensar de más, pero entre mi patrona y yo solo había pura amistad muy limpia, me ayudaba mucho, pero solo eso.

El primer problema que tuve con ella fue en el 81, en esa ocasión se había ido a México y, como yo era el manager general, tuvimos un error con un short que nos mandó hacer una compañía, eran 3200, cuando ella regresó le dije:

- Marilú, nos salieron 30 shorts malos.

Me pregunto quién los había hecho.

- Lalo, mi hermano.

Empezó a gritarle.

- ¿Sabe que señora?, usted no puede gritarle a Lalo porque yo le dije como los hiciera, si salió mal fue porque no le dije bien, yo soy el responsable, al único que le puede decir algo es a mí.

- También para ti tengo, vente.

Fuimos a la oficina, me dijo.

- Mira Luis, tú sabes ser gente, tienes experiencia, eres muy buen trabajador, para ti es muy fácil buscar trabajo en otro lado, está una puerta aquí, otra allá, escoge, puedes irte.

- Okey.

Pero como toda la gente estaba acostumbrada a trabajar conmigo, empezaron a renegar, cuando me iba a ir todos decían que no me fuera, nomás mis hermanos decían que sí, sólo les dije:

- Lo voy a pensar.

Aunque me hubiera corrido sabía que estaba nerviosa, fui a la casa y le hablé:

- Oye Marilú, para mí era muy duro, pero sin embargo tú eres la dueña, muchas gracias, de todos modos, por todo lo que me enseñé, por todo lo que sé, gracias.

Ella fue otro día y me dice:

- Luis, necesito que vayas a trabajar, porque tú sabes la movida del trabajo.

- Okey.

Volvimos a trabajar, pero ya no estábamos a gusto ni mis hermanos ni yo.

En el 82 Lalo nos propuso la idea de poner un negocio, él y yo teníamos ahorrados 10000 dólares, Nacho no tenía dinero; pero lo mas importante no era el dinero, sino conocer a dueños de compañías o managers, que son los que dan trabajo, también buscar quién te venda las máquinas. Por ahí había algunas personas que me tenían confianza, los había conocido por medio de Marilú.

Fui a Los Angeles, para hablar con mi amigo Juan García, a ver sí me vendía unas maquinas. Le dije :

- Quiero poner un negocio, tú me vas a ayudar porque tienes todo lo que se necesita, si me tienes confianza y crees que lo puedo trabajar tú me vas a decir.

- Okey

Me dijo, luego me pregunto.

- ¿Cuanto tienes de dinero?

- 30 000 dólares.

- Pues con eso vas y sacas la licencia, compras la aseguranza, agarras el lugar, porque hacer un negocio significa muchos papeles y hay que tener todo en regla, todo derecho; hice todo eso, me quedaron 6000 dólares y con eso me lleve 15 máquinas, así empezamos, al año teníamos 40. A la fábrica le pusimos Londres Spowers.

En el 84, a los dos años de trabajo, empezó a haber menos utilidades, no sabía por qué, si lo estábamos haciendo bien, a veces nos ajustaba para pagar a la gente, pero muy a fuerza, pensé que ya no le trabajábamos parejo, y como a mí me interesaba hacer cada día más, porque sentía que me estaba haciendo grande, para haber comenzado con poquito y en un año hacerte grande, se siente bien, sentía ganas de hacer más, de seguirle.

A mi hermano Nacho, el más chico, no lo iba a dejar porque me ayudaba mucho, así que pensamos en otro sistema de trabajo, para entonces ya éramos cuatro socios, la esposa de Lalo se metió con nosotros por un préstamo que nos hizo; decidimos separarnos, me fui con Nacho, Lalo se quedó con María su esposa, nos fuimos a Sylmar, duramos un año, nos llevamos cuarenta máquinas entre los dos. Le pusimos a nuestra fábrica Habiles Stowers.

Lo que pasó después fue que Lalo compró mas máquinas, como ya no cabía en el lugar que rentaba se cambio a un lugar grande, pero la renta era alta y no alcanzaba solo, además había bastante lugar para poner las máquinas de nosotros, nos invita a irnos con él a trabajar toda la fábrica junta, nos convenía, porque también estábamos apretados, nos volvimos a juntar, pero ya no fue un tipo de sociedad de maquinaria porque en cualquier momento nosotros podíamos hacernos de más máquinas y agarrar otro lugar, cuando nos juntamos era una fábrica muy grande, se llamaba High Tai, había 80 máquinas trabajando y como 50% de trabajadores de Ayala, llegamos a tener más de 100 operadores, todo el 85 se trabajó con el nombre de High Tai. Pero después de un año otra vez vinieron los problemas, no salía lo suficiente, además en ese año se vino mi esposa, le dije a Lalo:

- De hoy en adelante necesito un sueldo seguro, porque mi esposa está aquí y así como estamos siento que no la voy a hacer.

Para entonces teníamos 80 máquinas; me salí y se quedaron mis dos hermanos juntos. Me fui con un amigo salvadoreño que tenía fábrica en un lugar amplio, cuando empezaron los problemas me dijo que si quería él me podía rentar la mitad de su fábrica, fue así como empecé mi negocio yo sólito, en el mismo año Nacho se separó de Lalo.

A mi compañía la llamé "Los Angeles Fashions" , con el tiempo compré máquinas y se hicieron 35, mi fábrica estaba en el 1314 de San Diego, duró dos años con ese nombre y lo cambié por el de Santa Clara de California; lo cambié porque nació mi hija, como así se llama, le puse ese nombre para que mi hija fuera ya algo en el negocio, quería que asomara en la fábrica.

En 1990 me fui a México, aunque dejé al mayordomo encargado, me fui en julio y regresé en septiembre, cuando llegué, mi negocio se empezó a ir para abajo, nunca entendí por qué; mis hermanos tenían mucho trabajo, yo era el único que no tenía, trataron de ayudarme pasándome trabajo, aún así todo se fue para abajo, entre más y más lo quería enderezar más para abajo se iba, hasta les dije a mis hijos que era por demás estar batallando, cerramos en diciembre de ese año, todas mis máquinas, que ya eran 36, me las llevé a mi casa.

En esos días mi hermano Nacho se enfermó de gravedad y tuvimos que traerlo a México, como ya no pudo atender su negocio me quedé un tiempo en su lugar, como mi negocio estaba cerrado, no me quedó otra que quedarme con el de él; ahora me estoy trayendo mis cosas a la fábrica de él, todas las máquinas son mías ahorita, pero eran de él. Cuando cerré pensaba dedicarme a lo mismo, sólo quería descansar un tiempo, mi idea era iniciar de nuevo, por eso no vendí mis máquinas.

De Ayala ahorita tengo muy poquita gente, serán 17 por todos, hubo un momento en que todos los trabajadores eran de ahí, fue en el 88, 89, eran unos 40, 45; en ese tiempo, también con mis hermanos, tenían gente del pueblo, ahorita está bajo, tengo 40 empleados. El año pasado estuvo bien, tenía sobre de unos 35 a 40, Nacho 60, 65, y Lalo 60 o 70, pero ya no era puro de Ayala.

Cuando empezamos el negocio a los 3 meses ya había 20 ó 30 personas del pueblo, antes de eso había 6 personas del pueblo: Juan, mi sobrino, mis dos hermanos y Jesús, estaba en Los Angeles y me lo traje para acá. Estaban otros dos muchachos, se vinieron por medio de Antonio Pineda, también de Ayala, el tenía un negocio aquí, se dedicaba a arreglar los techos de las casas, por ahí se decía que no trataba muy bien a la gente aunque fueran del pueblo, ya se regresó a Ayala. Martín, mi sobrino, les avisó a sus hermanos y se vinieron: Custodio, Silviano y después otros dos chamaquitos.

También hay unos del pueblo, pero están en Huntington, nos vinimos casi por la misma fecha, sabía que estaban acá pero nunca hubo ninguna comunicación, ellos se dieron cuenta y consiguieron mi teléfono, no sé como, fueron las primeras personas que me hablaron del pueblo, me acuerdo que cuando me llamó me dijo:

- Mira, nos vemos en tal parte, en Los Angeles.

Me puso una cita, fui porque tenía tiempo que no hablaba con nadie de allá y me interesó mucho; de ahí empezamos a visitarnos cada 8, 15 días, a veces yo iba, otras, ellos venían, así empezamos a relacionarnos, ellos trabajaban en una compañía de barcos.

Yo siempre he tratado de ayudar a la gente, no me importan los problemas que tenga con el gobierno, pero estoy siempre así, ayudando y violando la ley, me arriesgo, gracias a Dios no me ha pasado nada, nos ha llegado incluso orden de migración de no agarrar indocumentados, sin embargo lo sigo haciendo, no les pregunto si traen papeles o no; una vez fue una gente de migración y me advirtió, eso fue hace dos años, nunca más me han vuelto a molestar, aún sabiendo que corro el riesgo de pagar una multa muy grande por tener ilegales de todos modos lo hago, ¿por qué?, porque quiero seguir ayudando a la gente, nunca se me ha quitado, así como me ven no parezco patrón, me han dicho:

- Tú en realidad para patrón no la haces, porque tú deberías de andar de otro modo, deberías de traer un buen carro.

Tengo un buen carro, pero no lo manejo, lo tengo en la casa, no me gusta ser presumido o sentirme más, siempre he sido así, me han dicho:

- Tienes que cambiar.

Pero no puedo.

He ayudado a mucha gente, entre parientes y amigos, calculo algunos 15, les mando coyote, les presto dinero, algunos me pagan, otros no.

Antes tenía la costumbre de invitar gente del pueblo, pero desde una vez que se vino conmigo un compadre que nunca me dijo que había abandonado a su mujer; además, el día que me enteré me echaron a mí la culpa de haberlo convencido, su familia estaba molesta conmigo, desde entonces no le digo a nadie que se venga, sólo les digo:

- Cuando ustedes se quieran ir, vayanse, aquí está mi número de teléfono, me hablan, si yo puedo ayudarles, les ayudo, si no, ustedes sabrán, pero eso es lo que yo puedo hacer.

Ya no invito a nadie del pueblo que se venga conmigo, Dios no lo quiera, les llega a pasar alguna cosa, no se pueden acomodar; porque yo digo una cosa, este país es muy malo si tú lo tratas mal, pero si te portas bien este país es bueno; cuando se vienen de allá vienen porque están económicamente mal, llega uno con ilusiones de hacer muchas cosas, se dice que este país es muy bueno, que acá se gana mucho, sí se gana mucho dinero, pero hay que trabajar y portarse bien.

Cuando una persona se viene de allá trae la cabeza con ilusiones, de qué: yo voy a hacer esto, voy a hacer lo otro, llegan aquí y empiezan a agarrar amigos, de los mismos del pueblo, que les invitan cerveza y lo agarran de cada 8 días, y se olvidaron de las ilusiones que traían porque no ganan lo suficiente para sostenerse.

Y por cierto, toda la gente que está aquí está por mí, porque yo fui el primeritito que llegué a San Fernando y el primero que pudo acomodarlos a trabajar, el primero que los pudo sostener un tiempo mientras se relacionaban con más gente, así fue como se empezaron a venir muchos, llegaban a mi casa, inclusive ahí dormían, les daba de comer, les prestaba dinero, les compraba hasta ropa, les enseñé a coser, ya cuando aprendían se iban a otros lugares a dar utilidades.

Pero eso no es todo, también les ayudé a conseguir casa a todos los que están con sus familia acá, serán alrededor de unos 15 o 20, además les ayudé a conseguir documentos; fue allá en el 89, cuando la amnistía, ayudé como a unas 50 personas, nada más se trataba de que el patrón diera una carta y la firmara, le daban lo de la amnistía, se legalizaron bastantes, también les conseguía cartas de campo con amigos; en Santa Ana hay personas que ayudé y nunca trabajaron para mí, yo solo le hacía saber al gobierno que ellos trabajaron conmigo desde el 82.

Aunque voy a decir una cosa, toda la gente, hasta mis sobrinos, no distingo a nadie, toda la gente, al final se ha portado muy mal conmigo. Llegan mal, los ayudo, se componen, están bien y se van a otro lado a trabajar, a relacionarse con otros, pero como no soy de las personas que guardan siempre rencor les vuelvo a dar trabajo, se quedan una semana o dos y se van, luego vuelven y así. Eso nadie me lo a podido quitar, ni mi esposa ni mis hijos.

A mí nunca me preocupo arreglar mis papeles, ¿para qué?, si de todos modos estoy en el país sin ellos, mi esposa era la que mas exigía que me legalizara. Me ayudó una amiga de la familia, ella era colombiana, fue la misma que arregló los papeles de muchos del pueblo, a todos los mandé con ella, se llama Emma Chacón, en el 89 me hizo firmarlos sin saber que tipo de documentos eran, así fue como arreglé. Antes de arreglarlos la migra sólo me sacó dos veces, la primera, de mí fábrica, en el 74, la segunda, de la esquina de la casa.

Desde que tengo mi negocio casi no convivo con nadie, solo con mi esposa, mis hijos, de vez en cuando con mi hermano Lalo, a veces con los mismos empleados, antes de que llegara mi esposa con puros empleados, trabajadores, pero ya como patrón es totalmente diferente, no puedes convivir con ellos por la sencilla razón de que es totalmente diferente, te sientes ya otra cosa, yo no lo demuestro, no quiero, ¿cómo dijera?, sentirme más que ellos, pero la necesidad te hace hacerlo a fuerzas. No me gusta convivir con ellos por varias razones, la principal es que les gusta mucho tomar a la mayoría, sí ando con ellos tengo que hacerlo y no puedo, porque para faltar un lunes es muy difícil, por eso no me gusta convivir con ellos, claro que antes hacía lo mismo que ellos, pero ahora es diferente; me resulta difícil hacer vida social por la sencilla razón de que cuando me hice patrón la responsabilidad no me deja, es muy difícil que quede mal, porque a mí no me interesan las fiestas, me interesa el trabajo, si hay que ir a una fiesta no voy si tengo que hacer una muestra, si tengo que adelantar un trabajo, que alguien no lo pueda hacer, yo me tengo que venir a trabajar, otra cosa, que se siente muy bonito tener una familia que te respete, ese es mi caso, yo tengo hijos grandes, en este país es muy difícil tener hijos así como tengo a los míos, los míos no están en la escuela, pero no me llegan borrachos, conviven conmigo en la casa, nos la llevamos muy bien, todo eso porque siempre me he hecho respetar.

Cuando fui patrón dejé de tomar, sí tomo, pero allá cada dos o tres meses me echo una, pero como lo hacía antes no, es por mis hijos que están grandes y tengo que darme a respetar, he cambiado totalmente a como era antes, no me forzaron sino que salió de mí, a veces me pasa que amigos que andábamos en lo mismo, tomando y todo eso, me dicen:

- ¡Cómo voy a creer que tú te hayas calmado!

Yo les digo:

- Es que tienes que hacerlo, porque entonces cual es el respeto de los hijos, si de aquí, mañana o pasado, tienes un problema con tus hijos como les vas a reprochar nada, porque andas peor o igual que ellos.

Yo he dado muchos consejos, le digo a la gente que recién llega cómo hay que trabajar, cómo hay que sostenerse, cómo hay que tratar de guardar el dinero; este país es bueno pero hay que saber trabajar el país, hay muchos que se vienen de allá y quieren seguir en lo mismo: en la pobreza, aquí, si por ejemplo, llega una persona, le digo:

- No sabes coser, no sabes hacer nada, te voy a pagar 100 dólares por la primer semana, aquí no hay horas, no hay que ya trabajaste mucho, pero entonces tú te vas enseñando, todo depende de ti, si te enseñas rápido, okey, si en dos semanas tú ya sabes, te pago igual que a los demás, tienes que agarrar tu tarjeta, ponchar tu tarjeta y depende de las horas que metas es lo que se te paga, si sigues igual, pues todo el tiempo no vas a salir de los 100 dólares.

Recuerdo ahora a don Fran, Fancisco Ana Lucas, él ha tenido problemas porque tiene otra mujer, le decimos don Fran, todo el tiempo ha trabajado con nosotros, ahorita ya no está; por cierto, de nosotros han hablado mucho pero nada casi en concreto, lo hacen por desquitarse, pero como decía, él, que está su familia allá, tiene que mandar dinero, porque tienen que comer, y sí tiene aquí a otra, entonces no puede hacerlo porque no puede con las dos, ahora que estuve en México me los encontré a el y a Nacho, entonces llegué al pueblo y me dijeron:

- ¡Que ustedes tienen tanto tiempo que no pagan!

Mi mamá se preocupa mucho, ella, gracias a Dios, tiene dinero, nosotros también, si me queda algo de dinero lo mando, dice mi mamá:

- Fíjate que acá dicen que no pagan, que tienen tres meses que no pagan a la gente, que don Fran por eso se vino.

- Eso está muy mal - le digo -, porque si ya tiene 3 meses que no le pagan y aquí están los patrones, debería de venir a cobrar aquí, para que anda diciendo a la gente que no le pagamos.

Hay mucha gente que habla así: no mando dinero porque no he trabajado, ¡mentira!, aquí no se puede trabajar si no se paga, es muy difícil.

Nosotros pagamos a veces con cheque personal, a veces en efectivo; le hacemos de este modo, sí por ejemplo, tú ganas el mínimo, que son 170 dólares por semana, de estos tienes que hacer un reporte al gobierno, entonces nosotros estamos haciendo un reporte por ley, teniendo una tarjeta ponchada y teniendo al empleado, eso es lo de ley for comision, tienen agentes, si miran 30 personas y tengo 10 tarjetas, me cobran 100 dólares por cada tarjeta que falta, es una multa, vienen unas dos o tres veces por año, no les pido tarjeta de migración a los que vienen a trabajar conmigo, porque no me siento pedir una tarjeta cuando no la tienen, cuando acaban de llegar, máximo cuando son del pueblo, entonces para que les voy a pedir si se que no las tienen, yo al gobierno le hago aparecer que trabajamos 40 horas y les estoy pagando el mínimo, si ganan más del mínimo les pago un cheque personal o les pago en efectivo, lo hacemos así para que no nos quiten más impuestos, así es como he trabajado con gente del pueblo y gente de otro lado, le hacemos así porque ayuda a ambos.

Claro que esto a veces te trae problemas, como aquí cualquier persona te puede amenazar diciéndote que te va a reportar, pero para hacerlo se necesitan muchas cosas, en primer lugar necesitan hacer una investigación a ver si es cierto lo que estas reportando, me han llegado a amenazar pero tengo conexiones con abogados, y el contador me platica mucho, me pone muchas cosas en conocimiento, es como te vas dando cuenta de cómo el país trabaja, que es lo que tienes que hacer, que es más importante y con que es con lo que puedes contar, me acuerdo que cuando vine por primera vez, a la persona que yo le debía esos 40000 pesos me dijo:

- Necesito que me pagues, si no lo haces te voy a reportar.

Nunca lo hizo, no se puede.

Lo que si tuve fue una demanda por una persona del pueblo, en el 87, 88, estuvimos un poco bajos de trabajo, y por dos semanas no se le pagó a la gente, esa persona se salió a las dos semanas, dijo:

- Yo no puedo aguantar.

Le dije.

- Espérame una semana más porque no puedo pagarte, me van a mandar el cheque.

El problema era que quería cobrarme de mas, casi el doble de lo que le debía, afortunadamente llevaba libros de control, esas libretas las guardo 2 ó 3 años, para aclarar problemas que pueda haber.

- Aquí tengo con que comprobarte que sí te he pagado, tengo la libreta donde se hace la cuenta, tengo los talones de los cheques, no hay por qué hacer trampas, aquí te compruebo lo que te debo, 430 dólares.

- Son 1300 dólares los que me debes.

- Hazle como quieras, no voy a pagarte lo que tú me digas.

Fue y me puso la demanda, me llamaron, tuve que ir a la corte. Gané, ha sido el único problema que he tenido, eso me hizo sentir muy mal, porque no debería de haberlo hecho cuando fue una de las personas que ayude al principio cuando llegó, ya después me platicaron que hizo lo mismo en Uruapan, seguro pensó que aquí lo iba poder hacer igual.

La gente de Ayala ya no me busca en San Fernando, están relacionados ya con otras compañías; tengo más gente de Ayala que acaba de llegar, vienen aquí porque en otro lado no los enseñan, aquí es el único lugar donde eso se hace, ahorita ya tiene tiempecito que no ha llegado gente nueva, ahorita tengo casi puro joven y muchas mujeres.

De mis hermanos solo al mas chico no ayude, pero a Pedro y al otro los ayudé bastante, ellos si supieron aprovechar, compraron un hotel, creo que es de Pedro y todo eso que han hecho lo han hecho de acá, porque antes eran pobres, trabajaban conmigo, les ha ido bien porque ya hasta tienda tienen, pienso que todos deberían estar igual, pero hay unos que están peor que allá y es porque ganan 200 y gastan 300.

Cuando puse mi negocio en una semana se hizo todo el trámite, a las dos semanas tenía todo el personal y a las tres ya estaba trabajando por mi cuenta, mi patrona no lo podía creer, incluso quiso ser mi socia pero me negué, yo siento que he sido todo lo contrario de ella, porque viene alguien y así yo les platico:

- Miren, hagan esto, traten de hacerlo, no se emborrachen, porque por ejemplo, ganan 200, gastan 150, o gasten 100 y guarden 100, manden 100 para México porque allá es donde se aprovecha lo que están haciendo acá, si ganas 200 y te quieres gastar 300 pues no sales de lo mismo.

Siempre he aconsejado a la gente por ese lado, porque yo se que se les saca provecho, por eso he cambiado, hasta cuando íbamos a cantinas tomaba pura soda, mis amigos me decían que como era posible que a mi que tanto me gusta el ambiente tomara puro refresco, en el 81 fue uno de mis propósitos, además de ahorrar, pues mi objetivo era retacharme a México y construir una casa.

Pero esto no fue siempre así, porque al principio le mandaba poco dinero a mi esposa y esto porque mi patrona Marilú me hacía a fuerzas ahorrar, no me pagaba sino que metía mi sueldo en tandas y se lo mandaba a mi esposa Berta, nunca llegué a molestarme por eso, le mandé dos o tres, pero decidí entonces ahorrar por mi cuenta y le dije a Marilú que me diera mi salario para meterlo al banco, que ya no desconfiara de mi, pues ya no iba a tomar de más, fue así como empecé, de ahí me di cuenta que es muy bonito ahorrar, además cualquiera lo puede hacer, todos trabajamos, todos llegan igual como llegué yo, así que por qué no todos hacen lo mismo que yo, si es fácil, y es lo que yo digo: cualquiera la puede hacer.