Trabajar, chingarle, desgastarse*
Ulises
H. se fue a Estados Unidos en 1989, junto con su compañera C...,
ambos de clase media y estudiantes de filosofía en la Universidad
de Guadalajara.
La
naturaleza imita el arte. Ulises, un día decidió partir,
la semejanza no acaba, también él partió a la
aventura por fastidio. El
tedio en el que vivía lo llevó a pasar quince meses en
el Norte, nueve de los cuales los vivió sin empleo y los dedicó
a la biblioteca y a "pachequiar". Su estancia no fue del todo grata,
sus recuerdos parecen una memoria del inframundo, cuando recuerda la
ciudad de Los Angeles como "un lugar triste y fétido". Historia
muy singular, llena de anécdotas que toman por sorpresa. Después
de una romería en busca de empleo no queda otra alternativa que
incursionar en el mercado negro de trabajo. Sus experiencias laborales
tienen algo de conmovedor, representan claramente la contradicción
en la que se encuentra un estudiante de Sociología realizando
un trabajo manual monótono, extenuante y mal pagado. De
ahí que no sea extraño que el único recuerdo grato
de su estadía haya sido el lento aprendizaje de la geografía
etílica del área de Los Angeles. Ya de regreso en Guadalajara,
está en espera de tiempos más propicios, para intentar,
de nuevo, conocer y participar en la gran "fiesta a la que no hemos
sido invitados"
* Entrevista realizada por Héctor Hernández en Guadalajara,
Jal., durante el mes de septiembre de 1992.
Me fui de Guadalajara
porque quería largarme, me sentía harto, enfadado de todo,
de la escuela, la casa, el país, la ciudad, me sentía completamente
harto y me quise desafanar, lo hice con un poco de romanticismo porque
pensaba que allá se podía hacer, claro, no pensé
que iba a ser un idilio, un paraíso ni mucho menos, siempre creí
que se va a Estados Unidos a una fiesta a la que no hemos sido invitados
y desgraciadamente allá nos peleábamos por los despojos
de esa tierra, y no solo los mexicanos también los latinos, lo
único que nos permiten son los despojos y lo más gacho
es que te peleas por eso.
Cuando se
nos ocurrió irnos estábamos buscando un visado para llegar
a Canadá supuestamente con empleo, porque parece ser que hasta
todavía mediados de los 80's ibas a la embajada y ahí
te conseguían chamba, pero empezaron a ver todos los problemas
de empleo que hubo en Estados Unidos y Canadá de pronto estuvo
inundada de gente buscando empleo, no sólo de latinos sino incluso
gabachos y japoneses ; fui a México a la embajada hará
unos 3 ó 4 años pero ya no hubo permisos, por ese lado
la intención de ir se frustró, me di cuenta que no era
posible la ida a Canadá porque se ocupa una feria, está
muy lejos, es muy largo el trayecto.
No recuerdo
como me enteré, quizá por el periódico, no sé,
era una verdad un tanto conocida, por ahí sabía de alguien,
que no era mi amigo ni mucho menos, que trabajaba en Canadá en
la pesca, que se iba a la frontera con Alaska, trabajaba 6 meses y con
eso la hacía gacha para venirse y no trabajar; como el permiso
era con trabajo, me animó, quise intentarlo, no se hizo, incluso
cuando fui había un aviso que decía "a todos aquellas
personas que vengan a solicitar, etc., ya no hay trabajo, ya no es posible,
ya no se hace".
Claudia se
fue conmigo porque quería continuar nuestra relación,
queríamos seguir estando juntos , ella trabajaba de auxiliar
en la Universidad y renunció , yo en una tienda de abarrotes
con una tía, duré 7 años con ella ; mi jale anterior
fue ayudante de zapatero con mi padre , cuando se dedicó a otra
cosa me metí a una fábrica, a un taller y ahí estuve
trabajando de ayudante, lo que hacia era embarrar, rolar, cortar; me
gustaba ese jale , dure un buen rato hasta que entre a la prepa.
Cuando saque
la visa , en el 90 , me puse un saco, no me acuerdo si traía
camisa o camiseta, no traía corbata, iba de tenis o huaraches,
así como siempre, y el gabacho que estaba ahí me preguntó
a qué iba, le dije que de vacaciones.
- ¿no
van a trabajar?
Y yo hasta
me indigne con la pregunta, le dije:
- no, pues
como voy a ir a trabajar si estoy estudiando.
- ¿Ah,
estudias? , ¿y qué estudias?
- Filosofía.
Y me empezó
a preguntar de Filosofía, que pensaba de Platón, y cómo
sé que esos vatos son bien pendejos y además como a Platón
allá lo tienen casi en altar pues hable' bien con él de
Platón y no hubo ningún problema, lo único que
me pidió fue la credencial, llené un chingo de papeles,
todos los que pude, por ejemplo, con la tía que trabajaba tenía
una tienda y dinero, dije que ella me iba a dar para irme, cartas con
notarios, iba con lo más que podía; en cambio a mi chava
si se la hicieron de tos, hasta eso, sí se la dieron, pero la
estuvieron interrogando y tuvo que mostrar todos los papeles que llevaba,
se la dieron ese mismo día, igual que a mi.
Mi intención
era irme a Canadá porque de alguna manera tienes una información,
a nivel de lecturas, de resistencia del pasado histórico, de
las personas que han ido, a nivel de compas que van y te platican, como
no se pudo pensé caerle a Estados Unidos y de ahí irle
subiendo, sabía más o menos como era pero de pronto voy
y me encuentro con una realidad bien cabrona; llegué con mi familia
y con ellos me fue de la chingada, me quise mover pero para hacerlo
tenía que pagar renta, comer, etc., etc., y para ello tenía
que trabajar, fue así que no me quedó otra y de pronto
me encontré trabajando, y lo que quise que hubiera sido un trabajo
momentáneo, temporal, para emigrar más al Norte, no se
pudo porque el trabajo se hizo demasiado temporal, pues a veces había,
a veces no, estuve 15 meses allá y pase nueve sin empleo, los
primeros estuve intentando conseguir trabajo, pero eran en vano mis
esfuerzos porque había demasiado desempleo, lo que hacía
era beber, leer, me echaba unos toques, pachequiar y pues se logra sobrevivir;
qué otra cosa hacía, no se puede salir porque no hay dinero,
allá el dinero es lo que mueve para muchas cosas, los lugares
están lejanos, si quieres ir a Hollywood o a otra parte es una
feria, un concierto es una feria, una exposición es una feria,
el cine es caro, más si no tienes trabajo, los cigarrillos cuestan
dos dólares, la cerveza un dólar, entonces si no tenía
trabajo qué hacía: iba a la biblioteca sacaba libros.
No hacía otra cosa.
Mi primer
rollo era largarme de aquí, no me fui al sureste porque es más
difícil subsistir con un sueldo mínimo en México
que con uno gabacho, eso es obviedad, allá un sueldo mínimo,
que al final es bien poco, son 150 dólares a la semana, pero
con eso más o menos sobrevives, desde luego que en condiciones
bien precarias porque como ya se sabe, viven cuatro o tres familias
en un pinche departamento, pero sí es cierto, con eso si se puede
comer, mal pero se come.
Siempre me
ha gustado andar de patachín, pero a vivir, a vivir un buen tiempo,
no, esa ha sido la única ocasión, antes me iba por un
mes, dos; desde que estaba chavo iba a Coahuila por un mes, trabajaba
allá con unos tíos , es curioso, en una fábrica
de mosaico, es curioso porque ahorita después de, no sé,
quince años, estoy trabajando en una fábrica de tabique.
He ido también
a Michoacán, Oaxaca, a la Sierra Huichola, Tlaxcala, Cuernavaca,
Morelos, he ido nomás a cotorrearla , algunas veces que iba a
la playa me ponía a trabajar en alguna enramada nada más
para que me dieran de comer y me dejaran dormir, me la pasaba lavando
trastes, barriendo, atendiendo mesas, me iba siempre en vacaciones de
la escuela, semana santa, vacaciones de verano o navidad, la única
vez que me fui así a trabajar o sea a vivir en el sentido económico
fue la ida a Estados Unidos, porque acá en Coahuila trabajaba
pero era con una familia, con parientes, no pagaba renta ni comida.
Al Norte
por parte de mi padre nadie a ido, solo son dos de familia, mi padre
y otro hermano que vive en Ahualulco; de mi madre son diez, pero nadie
ha ido, viven todos en el país, en Morelos, Chiapas y aquí
en Guadalajara, ya hijos de los hermanos de mi madre sí han ido,
allá tienen bastantes años, viven dos en San Fernando
y otro en Lendenton California, no hay mucha distancia entre las dos
ciudades, media hora; con ellos le caí, viven no en situaciones
tan precarias como los migrantes recién llegados, pero siguen
viviendo con lo que nos dejan allá, pues con las colas; por ejemplo,
tengo un primo que tiene 15 años allá, los últimos
cinco los tenía trabajando en una fábrica, pues hace poco
lo corrieron, porque ahorita están cerrando demasiadas empresas,
estaba en un lugar donde hacían llaves de lavabo de baño,
todo ese tipo de cosas que se croman, otro trabaja en una gasolinera
y tiene años y años, no sé, quince, atiende una
pequeña tienda, un stock que le dicen y despacha gasolina; al
otro le ha ido bien, es trabajador de la construcción, albañil,
lo que pasa es que conoció a un gabacho y lo invitó a
formar parte de la Unión y allá todos los obreros forman
parte de ella, con ese solo hecho están sindicalizados y tienen
un sueldo mínimo muy por encima de lo que se les paga a la mayoría
de los latinos, por ejemplo, mi primo estuvo ganado 18 dólares
la hora gracias a ese gabacho.
El está
más cercano a mi edad, tendrá ahorita unos 29 años,
los demás son mas grandes, 38, cuarenta y tantos; el sí
ganaba muy bien pero también tiene un chingo de raza, y esta
completamente asimilado al modo de vida gringo, por ejemplo su lana
no la disfruta porque allá es muy usual que toda la feria la
metan al banco cada semana, es muy usual entre los gabachos y a muchos
mexicanos los asimila el sistema, adoptan costumbres gabachas; entonces
este cabrón toda la feria la metía al banco, y yo que
ganaba 150 dólares, los fines de semana me pedía para
comprar cervezas por ejemplo; a veces el se mochaba conmigo, pero solo
cuando hacía sus tranzas, porque vendía acá a la
sorda el material que sacaba de su jale, como cobre o plomo.
A propósito
de esto, los mexicanos para sobrevivir, y no solo ellos, también
los latinos, son muy transas, hacen muchas, muchas tranzas, y él
hacía de esas, y cuando tenía una feria sí se reventaba,
pero lo apartaba del ingreso familiar, cuando no, pues me andaba pidiendo
a mi.
Mi relación
con mis parientes era buena, pero con este último era aun mejor,
con él sí era una relación muy chida, incluso en
Estados Unidos lo siguió siendo, pero el ya estaba inscrito en
otros pedos, la familia, la mujer, por cierto ella era de su mismo pueblo,
de Ayutla, de su misma ascendencia campesina, pero también terminó
bien asimilada.
Cuando se
me ocurrió ir al Norte si le quería caer, pero de alguna
manera no hice precisamente planes, porque no me gusta hacerlos, está
bien cabrón, nunca salen; pensaba llegar a Estados Unidos, estar
algunos meses, no sé, alguna experiencia allí, algunos
conciertos, conocer un rato a la raza de chicanos, cotorrear con ellos
y desafanarme después para Canadá, pero paso año
y medio y estuve todo el tiempo en Estados Unidos, era bien desgastante
ir a buscar trabajo, mis primos nunca pudieron conseguirme jale por
que no había, además de que no tenían palancas
ni influencias, sí me llevaron a las fábricas pero no
había trabajo, por ejemplo mi primo duró muchos años
de jardinero y me llevó con ellos , nos dijeron :
- Lo siento,
no hay trabajo.
También
fui en una época bien crítica, y crítica por muchas
cosas, fue cuando se admitió que había recesión,
y ya para que lo admitieran es que era gruesa, además eran los
meses que son más malos, entre agosto y noviembre, y llegué
a principios de agosto, recuerdo mi primer día en Los Angeles,
al llegar a la central de autobuses un negro estaba aferrado a cargar
mi equipaje, que consistía únicamente en una pinche maleta
, yo me aferré de que no, y el negro andaba bien pasado queriéndomela
quitar para cargarla y que le diera una feria, no, pues jamás
acepté, lo único que le decía es que no traía
dinero, eso se lo podía decir en inglés, así me
aferré, como tres cuadras estuvo queriéndomela quitar
y ceros, ya pregunté en dónde era la zona centro, cuando
llegué eran como las 7:30 de la noche, estaba completamente oscuro
y bien cabrón, lo primero que hice fue lanzarme sobre los teléfonos;
tenía pensado no llegar con la familia pero cuando estaba allá
donde chingados iba, luego en una esquina nos vieron con el equipaje
y nos empezaron a seguir otros negros, luego llegan otros gabachos,
porque hay un chingo de población bien loca, desquiciada, que
si nos ayudaban con los equipajes y que la chingada, empecé a
sacarme un poco de onda y mi chava más, lo que hice fue hablarle
a uno de mis primos, me dijo:
- No, pues
estoy trabajando ahorita, salgo de madrugada y no puedo ir por ti.
Le hablé
a su hermano y no estaba, me contesta uno de sus hijos, le hablo al
otro cabrón, pero para esto el pinche teléfono no lo sabía
usar, luego me decían en inglés la cantidad, y mi inglés
hasta la fecha es bien burdo, pero para las cantidades peor, y sabe
que me decían y yo nada más decía:
- Cents.
Y yo le echaba
una y otra , no sé que pasaba pero no me podía comunicar,
después de 45 minutos de estar intentando, apremiante la pinche
situación, yo también estaba tripiado, empecé a
ponerme nervioso, para comunicarme con mi primo fue un desmadre, entonces
pregunté, ya sabía donde vivía, y no me pudieron
dar razón, lo que hicimos fue ir con un pariente de mi chava,
nos fuimos sobres a ese barrio, a Southgate y ahí hablamos por
teléfono, afortunadamente estaba la pariente y nos recibió
de muy mala gana por cierto, porque es una mujer extremadamente católica
y acá su prima soltera llega con un bato sin estar casada, lo
bueno fue que mi primo llegó por nosotros al día siguiente
y nos fuimos a su casa que estaba en Glendale, con él estuvimos
unos cuantos días y de ahí nos fuimos con otro primo,
al cual tenía 10 años sin verlo, porque vivía en
una zona donde había más trabajo, San Fernando, duré
una semana, me la pase muy bien porque no trabajaba, estaba como de
visita, además mi primo era buena gente el bato, me la llevé
chido, pero es otra onda, no puedes estar viviendo con otras personas
tan fácilmente, y más cuando eres pareja, lo que quería
era estar solo y a final de cuentas nunca lo logré .
Cuando estuve
con mi primo no busqué chamba porque acababa de llegar, además
de que el y su mujer eran bien pipas, nos pusimos bien chonchos yo y
aquella, no hacíamos nada, más que comer y tragar vino;
de ahí me fui a San Fernando porque era centro de trabajo, aún
así no fue fácil conseguir jale, recuerdo que me paseaba
por los fábricas y veía a un chingo de gente con la cabeza
gacha, todos con la solicitud en la mano, éramos bastantes, íbamos
y veníamos por las zonas industriales, por ejemplo, me acaba
de hablar un amigo, cumplió un año sin trabajo, otro de
ellos que estuvo viviendo en el departamento, que no son tales, son
vecindades, ahí todos se hacen puños, en las salas, en
los cuartitos, él ya tiene un año cuatro meses sin trabajo.
Estuve viviendo
con dos chilangos y por cierto desmitifiqué cierta aversión
que tenía en contra de ellos, la neta me la pasé muy bien,
eran mis compas; uno de ellos había sido campesino toda su vida,
se va al D. F. y se hace obrero, luego sindicalista y se pone de delegado,
se mete en broncas bien gruesas, le ponen una putiza, además
se bronquea con su morra, con la que se iba a casar, lo bota a la chingada,
entonces bronqueado en lo que había puesto su empeño,
que era el sindicato y su mujer, se desafana y se larga.
El otro,
hasta la fecha dice que ya no vuelve, que vayan a la madre y el otro,
pues es un chavito, se fue de vago a Estados Unidos cuando tenía
14 años, ahorita tiene 19; me la pasaba bien chido, el ex-delegado
sindical es bien pedo y el chavito bien pacheco y yo le hacía
un paro a los dos, pistiaba y pachequiaba, me sentía bien a gusto,
a veces nos las veíamos negras, comíamos sopas de fideo
y frijoles porque no había para más, pues los cuatro estábamos
desempleados. Nos íbamos a buscar trabajo y ceros, no encontrábamos,
se dificultó menos para las mujeres, por las implicaciones que
tiene emplearlas, eso no es en detrimento de ellas, ni mucho menos,
pero son un poco más sumisas que el hombre, menos broncas, hay
menos problemas con ellas, también son menos faltistas, menos
borrachas, más cumplidas y para muchos trabajos no se ocupa la
fuerza bruta, las emplean bastante; por ejemplo, mi compañera
tuvo menos problemas que yo para encontrar trabajo; digo esto porque
a pesar de que no conocí muchas amigas, estuve en una escuela
de inglés y traté a varias, la mayoría tenían
empleos a veces bien crueles y bien gachos, de los hombres había
un chingo de desempleados, no me gustaba mucho ir a la escuela porque
más bien creo que nos dan clases a los mexicanos muchas veces
en un sentido mucho muy distinto al quererte enseñar el idioma,
por ejemplo, te ubican para que agarres cierto patrioterismo, de alguna
manera te inculcan la ideología, la cultura o la historia de
los gringos, clases que versaban así como los presidentes de
Estados Unidos, quién fue Roosvelt, Franklin, todos son héroes
de su historia, además no son nada críticos, por ejemplo,
mi experiencia del gabacho fue encontrarme con el pueblo más
acrítico del que tengo conocimiento, no he estado en otros lugares
del extranjero pero me he enterado por otros medios, la literatura,
el cine, etc., no sé, conoces, te das cuenta que hay pueblos
que son más críticos y los gabachos son bien acríticos,
es un pueblo muy estupidizado, muy enajenado, por ejemplo, suena bien
tonto, pero no sabían quien era Cristóbal Colón,
no se si tenga mucha importancia, pero no sabían, y era gente
que había estudiado incluso carrera, como la típica carrera
del Bisnes, del negocio, conocí muchos cabrones que fueron egresados
de esa carrera, puro gabacho, vi, no sé, un panorama cultural
pero bien nulo, cero, cero, no conocían nada.
Un día
con un gabacho platique a cerca de literatura, me vio con unos libros
y me preguntó que si me gustaba leer y le dije que simón,
me preguntó que leía, y era un autor gabacho, no lo conocía,
me imaginé que no le interesaba ese cuate pero después
en subsecuentes pláticas resultó que no conocía
nada de los literatos y el tipo no era precisamente un ignorante, bueno,
desde luego que era un ignorante, enorme como una catedral el pendejo,
pero no era un ignorante porque tenía una carrera en Bisnes,
allá la mayoría de la gente estudia eso, no conocía
absolutamente a nadie, desde luego tenía una posición
acá entre comillas muy ganada, su cantón, su carro, otro
carro, vacaciones en Alemania.
Por otro
lado, el patrón de mi chava, que también era un pendejo,
tenía problemas así como que no sabía que hacer
con las vacaciones, me platicaba ella que no sabía si ir a Alemania,
Brasil o Grecia, lo más cruel era para uno que esta bien jodido,
se angustiaba el pendejo porque no sabía a donde ir, un vacío
, un vacío. Otra cosa, por ejemplo, que los vatos se siguen creyendo
el centro del mundo y eso es tan obvio como que hay que ver la situación
política en que se encuentran ahorita en el globo.
Recuerdo
una ocasión en la que andaba buscando jale en las fábricas,
pasó una cosa curiosa que me indignó, me bajó mucho
el avión, fue un aviso que vi en una fábrica de Lanhaywood,
decía en inglés:
- Todos los
solicitantes serán tiroteados.
Cuando buscaba
trabajo agarraba por zonas, estuve viviendo en San Fernando y buscaba
ahí, vi que no había, me iba a otros pueblos aledaños,
a Hollywood, a Glendale, Los Angeles, pero después, cuando andaba
en Hollywood, me encontraba gente de San Fernando o de Los Angeles,
no los había visto, pero platicaba con ellos, a otros los había
cachado buscando empleo, porque me los encontraba un día en Sobes
y a los quince días, veintidós, en Glendale, nunca les
pregunté de donde eran, con los que cotorreé venían
de aquí de Guadalajara, del D.F., Michoacán, Sonora, sobre
todo de esos cuatro estados.
Lo gacho
es cuando vas a pedir chamba, la mayoría de las recepcionistas,
gabachas o chicanas, todas te reciben por igual, te mandan al carajo,
se molestan que vayas a pedir trabajo, para ellas resulta obvio que
no hay y se molestan porque tu llegas y les pides, pero nuestra situación
es otra, hay un chingo de gente que anda buscando trabajo, además
esta toda la gente que se dedica a vender botes de aluminio o botellas,
familias enteras que radican, por ejemplo, a un lado de las vías
del tren o abajo de los puentes, familias enteras.
Una vez platicaba
con un señor de Michoacán, esta persona me la encontré
en un puente, me andaba echando un trago y el también, me quedaba
poquito y lo invité, estuvimos platicando, sucede que había
vendido sus tierras para pagar al coyote, se vino a trabajar, y ya tenía
cinco meses y no encontraba trabajo, entonces no tenía para mandar
a la familia y además se había quedado sin tierra, y como
esa historia un chingo; pero también, por otro, lado los mexicanos
han creado una subcultura, si se le puede llamar así, muy gruesa,
por ejemplo, en Los Angeles, los chavos de Guanatos y del D.F., encontraron
un chingo de transas subterráneas que son muy importantes, es
una fuente de trabajo muy gruesa para todos los que andan por allá,
las drogas por ejemplo, hay un chingo vendiendo crack, grueso.
Grueso porque
es una fuente de trabajo, pero ellos también se ven inmiscuidos
en una droga que es muy cabrona, superdestructiva; pero como fuente
de trabajo tienen también la de los teléfonos públicos.
Los teléfonos públicos se manejan por medio de tarjetas
y por conectes que la mayoría son negros, consiguen tarjetas
o números clave para poder hacer llamadas, entonces vas pasando
por el centro de la ciudad y te dicen que a dónde quieres llamar,
cada llamada te cuesta 10 dólares, como ellos no pagan les vale
madre lo que duren; mucho mexicano, mucha persona que está fuera
de su tierra, salvodereño, nicaragüense, guatemalteco, aprovechan
para hablar, pues no tienen feria para pagar un dólar por minuto,
por eso iba a Los Angeles, para hablar con mis familiares, mis compas,
pero no muy frecuente, sí lo hacía y hablaba con ellos
una hora, dos, pero veía gente que hablaba 3 ó 4 horas;
tenía un amigo que se pasaba, comento esto, porque se me hace
cotorro, se llevaba el cabrón sus 24 cervezas, pisteando y llamando,
y decía: - Oye, anda pásame a tal familiar.
Después
con los amigos:
- Vayan a
hablarle a fulanito y a perenganito.
Hasta que
iban por el tipo, y todo esto duraba como cuatro o cinco horas, y solo
por 10 dólares.
A nadie le
cobraban la llamada, a los que les llegaba la cuenta de alguna manera
metían pleito, comprobaban que no habían hecho la llamada
y no pagaban, todo esto iba en detrimento de la compañía,
por eso digo que ese trabajo se me hacía muy chido, por ambos
lados cabrón.
Por ejemplo,
todos los boletos de trolebús los venden, les llaman transfers,
cuesta el boleto cerca de 2 dólares, estas personas te venden
los transfers a veinticinco centavos, la mayoría que se dedica
a esto son puros mexicanos.
O los cigarros,
allá te cuestan 2 dólares, los mexicanos van a Tijuana,
traen un chingo de tabaco y los venden a veinticinco. Todo esto es bien
evidente, vas a Los Angeles y todo ese tipo de cosas está a la
vista para cualquiera, tanto para el gobierno, como para la población,
como para un turista, es una locura bien cabrona, bien palpable, ves
a la gente en la calle sentada fumando crack todo el pinche día,
imágenes locas, por ejemplo las de negros.
En una ocasión
fui a la biblioteca en un viernes, me encontré a un negro frente
a una tienda, estaba reflejándose en el vidrio y el negro estaba
clavado, viendo como si fuera una televisión, al siguiente día
vuelvo a ir por otro cotorreo y me lo encuentro en el mismo lugar y
en la misma posición, con su pipota de crack, ese tipo por lo
menos se pasó ahí 36 horas, clavado, y así hay
un chingo de gente, es una ciudad mucho muy loca y muy triste, Los Angeles
es un lugar fétido, huele a orines toda la ciudad.
Estados Unidos
es un país muy loco, cabrón y muy triste, denigrante para
el ser humano, por ejemplo, te encuentras prostitutas, negras sobre
todo, les dices ven, se te acercan y te dicen que te la maman por dos
dólares, solo para conseguir algo, eso no me tocó una
vez, me tocó dos, tres veces, las chavas ofreciéndose
a mamar tu pene por dos dólares, morritas de quince años,
catorce, trece, gacho, gacho.
Mi experiencia
de trabajo, chale , pues de todo, jardinero, en varias fábricas,
de carpintero, biselando vidrio, en una fábrica de costura, que
fue una de las experiencias más terribles. En San Fernando tenía
meses que no encontraba trabajo, entonces en una fábrica de costura
hubo chamba y me metí, trabajé día y medio, me
dieron 16 dólares, trabajé un promedio de 8 horas el primer
día y el otro 5, fueron trece horas por 16 dólares, lo
que hacía era meter un cordón del short en la cintura,
me pagaban a centavo la pieza. Encontré ese trabajo porque anduve
de patachín un chingo y me hallo esa fábrica donde estaban
solicitando gente y me metí, pero jamás pregunte cuánto
me iban a pagar ni nada, me aventé mi jornada de 8 horas, me
preguntaron quieres seguir trabajando más rato, dije, no, ya
estuvo, un taller de costura es de lo más asfixiante, es bien
cabrón porque hay un chingo de trabajadores, hay bastantes máquinas,
son pilas y pilas de shorts, por ejemplo no ves a tu compañera
de enfrente o a tu compañero, está todo lleno de ropa,
de máquinas, de material para trabajar, el ruido es ensordecedor,
todos en chinga y donde me puse a meter cordones a los shorts era frente
a una pared, lo único que veía era una pinche pared y
yo metiendo el cordón con una aguja, estaba en chinga metiendo
el cordón y al siguiente día voy y a las cuatro horas
de estar trabajando pregunto cómo estaba el rollo, cuánto
van a pagar, ingenuo no, pero tenía muy poco de haber llegado,
me dijeron cuánto y me largue a la chingada, 16 dólares
por doce o trece horas de trabajo, ya no quise seguir, pero mucha gente
que labora ahí, que tiene experiencia y se gana 100, 110, 120
a la semana, y están contentos porque lo consideran un buen sueldo
y no tienen jornadas de 8 horas sino de 12 ; conocí a una chavita
como de 14 años que me decía:
- No, no,
si más o menos ganas, nada más hay que agarrar práctica.
Tenía
16 meses trabajando, era de Guerrero y hacía un promedio de 110,
120 dólares a la semana. Me dieron el trabajo sin ningún
papel, sin nada, con la completa ilegalidad, y ahora que hubo tanto
desempleo a partir del pasado año, era el lugar donde llegaban
seguro a apañar indocumentados, incluso agarraron un tiempo de
racias, porque no se pueden llamar de otra manera, llegaban a talleres
de costura y hacían arrasadero, se llevaban a toda la gente,
lo hacían porque no había trabajo, había demasiadas
personas, porque cuando necesitaban trabajo no había ningún
problema, o sea, es de su conocimiento que los talleres de costura es
uno de los lugares donde más barato se paga, donde hay ilegales,
donde hay malos tratos, incluso para las pseudocomisiones de derechos
humanos que hay allá, pero mientras haya trabajo, mientras sea
productiva la mano de obra latinoamericana, pues ahí los dejan
que trabajen, cuando se satura van y de cada taller sacan mínimo
20 gentes, pero son 60, 80, 100 gentes, todos para afuera.
Es una de
las cosas que me molestaba, porque los vatos te tratan con una impunidad,
a ellos les vale madre, te tratan mal, te insultan, te joden, se la
llevan apresurándote en el trabajo, como si estuvieras en épocas
de inicio de siglo, capataces que te traen en chinga y "trabajale y
chingale", presionandote y que "si no trabajas te vamos a correr", "si
no te apuras hay mucha gente esperando afuera", y sí, es cierto,
hay mucha gente esperando y si te interesaba el trabajo tenías
que ponerte en chinga a trabajar, yo desde luego no tenía las
necesidades de ellos, no tenía casa acá, porque a mi me
valía madre, pero con una impunidad enorme.
Un trabajo
lo conseguí en la esquina de la casa de mi primo, porque ahí
se juntaban unos cuates a esperar jale, platicaba con ellos y me hice
más o menos conocido, después de unas tres pláticas,
consiguieron trabajo y me invitaron y ahí voy, después
de tres meses sin trabajo, estábamos demoliendo unas pinches
paredes, no se, agarré el marro, ya había demolido dos
o tres paredes, pero una pared estaba dividiendo únicamente una
sala de otra, entonces le meto un putazo igual que a las demás,
pinche pared que se me viene, era de hielo seco, le meto el golpe con
el marro y se me hunden las manos por la misma fuerza, al darle el sacón
que me corto los dedos, empecé a sangrar bastante y le digo al
compa:
- Que onda
con un curita.
- Cual curita!
Me dice,
y ahí me llevan a un sanatorio, me dieron 6 puntadas y se hicieron
270 y tantos dólares por la curación, pero como no tenía
tanto dinero, el cuate con el que llegamos se le ocurrió sacar
mi pasaporte:
- Mire, aquí
está la identificación de él.
Y no, pues
apuntan la dirección, todos los datos del pinche pasaporte, mi
cuate dice, no te apures, y es que no me dejaban salir si no daba por
lo menos un anticipo, deje 50 dólares, una lanota, pero no pagué
lo demás, dije:
- Ni madres.
Y llegaron
un chingo de cartas, y que para la siguiente iba a venir el sherif por
mi, pero a mi me valía madre, no más porque me pusieron
una enfermera, me hicieron estudios, y 3 horas que estuve ahí
acostado, 500 dólares, ni madres, no.
Al principio
me daba algo de miedo no pagar, pero después, ya con migrantes,
les decía:
- Sabe que
onda, tuve este problema, ¿que hago si no pago?
- No pague,
mi esposa se alivió de dos chavos y no pagué.
Es bien usual
que no paguen las curaciones, hospitales, multas, no las pagan afortunadamente.
En esa ocasión
la obra iba a durar por lo menos 4 meses, y el primer día, a
las 3 horas cuando mucho, me pasa el accidente, no pues me dio un bajadión,
me sentí bien agüitado, aunque la verdad no se cuando me
sentía más, si cuando trabajaba o cuando no tenía
trabajo, porque luego cada trabajo tan desgastante, tan denigrante,
por ejemplo, un trabajo de lo más estúpido consistía
en hacer globos para paquetes de regalos. Inflas el pinche globo y metes
el regalo adentro, lo vuelves a cerrar, el regalo va envuelto en un
globo, lo que hacía ahí era meter los popotes, como eran
redondos, los metía en una pinche máquina y lo único
que hacía era aplanarlos, entonces agarraba un popote y lo metía,
salía abajo en un cartón, caía al cartón
y volvía a agarrar otro y meterlo y otro, y otro, y otro, y otro
pinche popote, y eran 12 horas de trabajo metiendo un pinche popote
en la maquinita, a mi eso se me hacía de los más absurdo,
de lo más gacho, a mi se me hacía horrible estar en ese
trabajo, cuál función de meter un popote redondo que se
aplane y ya salga aplanado, y ese era mi trabajo, estar sentado 12 horas
metiendo el pinche popote y ya, duré 10 días, y no pagaban
horas extras, te pagaban como si fueran 8, y ellos se ufanaban, se sentían
samaritanos porque te daban 12 horas de trabajo, y si no te querías
quedar las 12 horas te corrían, por cierto los dueños
eran gabachos de ascendencia judía.
El primer
trabajo que tuve fue instalando alfombras, ahí me iba bien, nada
más que el compa duraba 10 ó 15 días sin pagarme
porque no le pagaban a él, era un contrato, y hasta que instalaba
las alfombras me daba 50 dólares, y cuando mucho el sueldo mínimo
son 32 dólares, a veces nos estábamos 10 horas chingándole
pero a veces estábamos 6, eran por día 50 varos y todas
las cervezas que quisiéramos, pero llegó una crisis de
miedo, no hubo contratos y me tuve que salir, conseguí esa chamba
por medio de un cuate que vivía enfrente de la casa donde estaba
viviendo, y pues cotorreando, platicando. De ahí entre a una
carpintería con un inglés, pagaba 160 a la semana, duré
un mes y también se acabó el trabajo, éramos 7
personas, al final sólo quedamos el inglés y yo, me agarró
de chalán, como no sabía era el que menos caro le salía,
los demás eran maestros, recibían un sueldo mejor, al
final estuvo tan malo que se quedó el pinche inglés solo,
me dio gas a mi también, no trabajaba diario y me pagaban más
o menos 50 dólares, pero era una chinga de 12 horas, de 6 de
la mañana a las 6 de la tarde, un trabajo pesado y esporádico,
no todos los días había jale; de ahí le hice a
la jardinería, luego me metí a una fábrica de jarochos
en la que hacían casas móviles; estaba de la chingada
la manera como controlaban el tiempo: el primer timbre era 15 a las
7, para que estuvieras ahí, el segundo 10 a las 7 para que ocuparas
tu lugar, el tercero 5 a las 7, para que tuvieras tus herramientas,
y el último a las 7 en punto para que empezaras a chingarle,
sin desperdiciar ni un segundo, había puro ilegal y, por ejemplo,
no había esos toques previos para agarrar el break, eso sí,
tocaba el timbre y a veces no podías dejar el trabajo porque
era imposible, y hasta peligroso, máquinas que no puedes así
de pronto dejarlas, pero cuando iba a sonar para regresar a tu puesto
si volvía a timbrar dos veces, una para que estuvieras en tu
lugar, la segunda para que estuvieras chingándole, fue donde
más me quedé, estuve trabajando 4 meses, me pagaban 170
dólares a la semana, descontando los taxis, menos 10 de raite,
me quedaba una mierda, 450,000 pesos traducidos al español, era
una miseria, y así estaba en esa situación un chingo de
gente, al final, de 600 que éramos, solo quedaron 10, nos corrieron
a todos.
Con mi primo
duramos 4 meses, nos salimos por broncas, lo que mas me llama la atención
es que allá la gente se materializa tanto que no te da nada,
todo te lo cobra, mi primo que ganaba 18 dólares por hora, me
cobraba 150 de renta, vivía en la pinche sala, ahí tirado,
además tenía una mujer bien nefasta la cabrona, una mujer
que se fijaba en todo, unas tortillas que agarrabas, la comida que comías,
nefasta, no quiero ni hablar, por eso cuando conseguí trabajo
y tuve una feria, le dije:
- Toma, aquí
está desde que llegué.
Le pagué
todo, a veces el orgullo te hace estar medio pendejo, no le hubiera
pagado nada y la hubiera mandado a la chingada, pero no, le pagué
todo; cuando nos salimos juntamos la renta de un mes y nos sobraron
20 pinches dólares, un cuate nos llevó a buscar el departamento,
por un cuarto estábamos pagando 200 dólares, llevábamos
220, agarramos los 200 y los dimos, 10 dólares para tequila y
para café, nos quedamos así, a la brava, sin trabajo los
dos, lo bueno fue que a la semana mi chava consiguió en la costura,
ahí duro un buen rato, cuando se acabó se metió
a un pizzería que estaba a 3 cuadras del taller, estuvo trabajando
mes y medio, se abrió otra vez el trabajo en la costura y la
descansaron en la pizzería y a la semana se metió a la
costura, o sea que de uno a otro nunca duro más de un mes sin
trabajo, eso para mi fue un parote, me aliviano mucho, porque el tiempo
que no trabajaba, fueron 9 meses, ella me mantenía.
De la gente
que conocí, aparte de los chilangos, fue a unos polleros de Guadalajara
muy locochones, mucho tiempo cotorreamos muy a gusto, para mi era bien
chido que tuviera unos compas allá que sin conocerme bien, nada
más porque me los presento un cuate de Guadalajara, se amacharan
bien chido, yo llegaba y orale, sobres, me daban aliviane, al compa
que digo, lo conocí en la Sierra Huichola, se llama José
de Jesús, ha ido varias veces al Norte, allá nos vimos,
me encontró porque le había dado el teléfono donde
me podía ubicar, llegaron, el y su hermano, con un compa, nos
pusimos la gran pedota, ese día falte a trabajar, desde luego,
duramos tres días encerrados en un cuarto de tres por tres cincuenta,
al tercer día, pinche cuarto, estaba lleno de botellas de cerveza,
muy chido, además es buena onda que te visite un compa estando
allá.
También
la relación humana era bien chida con mi primo, con el conocí
todas las pinches cantinas de esa área de Los Angeles, del Condado
de San Fernando, me iba con él a bulear cantinas, no la pasábamos
muy chido con sus amigos ex-campesinos y ahora obreros de la construcción.
A veces mataban puercos y eran hartadas de carne, casi no le pongo a
la carne de puerco, pero allá, cuando había una fritanga,
me acordaba mucho del terruño, nos íbamos al pie de un
cerro y ahí mataban al pinche puerco, yo me quedaba desde que
lo mataban, lo destazaban y metían los cueritos, desde que hacha
pico y pala, y trague y trague cerveza, trague y trague vino y come
y come carne, nos la pasamos mucho muy chido.
A veces,
cuando pienso en Estados Unidos, me dan ganas de ir de nuevo, pero no
se cuando, por lo pronto no tengo muchas ganas, la experiencia fue chida
en muchos sentidos, pero ahorita se que el trabajo está bien
cabrón, iría si tuviera la seguridad de trabajo de por
lo menos unos tres meses, seis, y durar otros 3 ó 6 sin trabajar,
para poder hacer cosas que a mi me interesan, para poder conocer, para
poder experimentar otras transas, porque de otra manera, sí te
dedicas solamente a trabajar, malo muy malo, porque allá la mayoría
de las gentes que conocí, sobre todo mexicanos, se levantan,
se van al trabajo, le chingan, muchas veces los centros de trabajo están
lejos, llegan a su casa bien cansados, bien agotados, porque es bien
desgastante el trabajo y ya no les quedan fuerzas para nada; en esas
condiciones no me gusta pensar en el Norte, prefiero esperar una mejor
oportunidad para lanzarme a conocer allá.
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