Es una batalla este Norte*

Francisco Villa, homónimo del legendario revolucionario mexicano, es originario del poblado de Loja, ubicado en la costa Nayarita. Su carrera migratoria empezó por casualidad allá por 1975, cuando apenas tenía 20 años.

A partir de un comentario familiar se le metió en la cabeza, como una idea fija, la urgencia de ir al Norte a buscar fortuna. Carecía de contactos y estaba escaso de dinero. Al parecer su único y más valioso recurso eran el arrojo y la determinación.

Una vez en Tijuana decidió probar suerte por su propia cuenta. Se acercaba a diferentes grupos que iban a pasar la frontera y sin mayor rumbo se lanzaba a campo traviesa. Obviamente lo detenían y lo deportaban. Lo cual sucedió infinidad de veces. Sin embargo, cada intento era una nueva experiencia.

Y allí en el desamparo total consiguió su primer trabajo: ser ayudante de un coyote. Y así pudo concluir su período de capacitación para finalmente independizarse y convertirse el mismo en coyote.

La historia del migrante Francisco Villa hace honor a su nombre y nos ofrece una vida llena de peripecias y aventuras donde se mezclan una intensa vida familiar con el traslado de indocumentados, el tráfico de armas y la falsificación de documentos.

* Entrevista realizada por Víctor Espinosa A.,en San José California durante el mes de agosto de 1991.

Me quito la camisa por un buen amigo,
hoy vivo millonario, mañana mendigo,
mi dicha o mi dolor a nadie se los digo,
por eso nadie sabe cuando estoy gozando
o cuando estoy herido.

- canción popular.


En mi pueblo, yo vivía con mis abuelos y mis hermanos con mis padres. Me fui a estudiar la preparatoria a Tepic, cuando terminé me fui al politécnico, estudie un año y no me gustó; me fui a Guadalajara y entré a la Autonoma, estudie otro año. Pero se murió mi abuelo y ya nada fue igual.

Empecé a tener problemas con mi papá porque estaba impuesto a salir para todos lados a divertirme; recuerdo un día en que mi padre se emborrachó, fue a casa de mi mamá, ellos estaban separados, y me preguntó sobre lo que pensaba hacer, en que pensaba trabajar, que si pensaba que ella me iba a seguir manteniendo; fue cuando dijo mi mamá que me quería ir pal`Norte:

- Si te veras te quieres ir nomás dime cuanto dinero ocupas. Me dijo mi papá.

Yo en ese tiempo nomás oía, pero no sabía lo que era el Norte, ni como había que hacerle para irse, eso fue hace 18 años, en el 75, al día siguiente busqué a mi papá y le dije que ya me quería ir al Norte, le dije que había hecho cuentas y que necesitaba como 5 mil pesos, le expliqué que con eso me ajustaba para pagar el coyote, más los gastos para viajar en tren hasta Mexicali. Pero como ya se le había pasado la borrachera, andaba buenisano, cuando le pedí tanto dinero me rayó la madre, me dijo que era un bandido.

Pero ya se me había metido la idea de irme al Norte y tenía que irme; tenía 200 pesos y con eso me alcanzaba para llegar a Tijuana, le dije a mi a`ma que me arreglara la ropa por que ya me iba, para que no se preocupara le dije que mi papá si me había dado el dinero, pero mi tío Pedro se enteró que me iba (todos se enteran y van a ver al familiar que se va, para ver en que le pueden ayudar o para despedirse) y fue a la casa, me preguntó cuanto dinero traía, a él sí le dije la verdad: que nomás 200 pesos, pero que con eso llegaba a la frontera y que ahí a ver como le hacía para brincarme. Mi tío Pedro me dijo:

- No te vayas hoy, vete mañana y yo te doy dinero.

Y sí, al otro día me dio mil pesos. conseguí otros 200 con otra tía y ya traía 1400 pesos.

Pero, de puro gusto, ese día me puse una borrachera y gasté 200 pesos, así que me quedé con 1200, aún así, ya con eso la libraba.

Cuando un amigo se enteró que me iba al Norte me dijo que también se quería ir, pero que no traía dinero, pero que tenía una tía en Tijuana con la que podíamos llegar. Le dije que con el dinero que traía alcanzaba para el viaje de los dos; para mí estaba mejor ir con él, porque yo nomás iba a la aventura. Llegamos a Tijuana con su tía, ella conocía unos coyotes, pero nomás lo pasaron a él para el otro lado, yo me quedé abanicando. Estuve un mes en la casa de la tía, en ese tiempo conocí todo Tijuana, diario andaba en la calle y diario intentaba meterme por mi cuenta y diario me sacaban los de la migra. Los primeros días me metía a lo tonto, nomás para ver si de fregadera llegaba a algún lugar, alcancé a entrar hasta San Diego, pero de ahí no pasaba porque ni para el pasaje traía. Siempre me devolvían pero, aprendí bien los caminos en el cerro y además andando en la línea conocí a mucha raza, sobre todo a puro cabrón transa.

Un día uno me dijo que me llevaba hasta Los Angeles si yo le ayudaba a brincar como a seis gentes hasta San Diego, se los llevé hasta donde tenía un carro estacionado, él entregó su gente y se vino para atrás, yo me quedé en Los Angeles abanicando y sin conocer a nadie. Ya estaba en el Norte, pero sin saber que hacer, cuando empezó a entra la nochesita se me nublo el mundo, entonces sí pensé:

- Hay Dios mío, ¿ahora qué voy a hacer?

Caminando me encontré unas cantinitas y me metí a una, nomás a ver que pasaba, !a donde más iba!, cuando llegó la hora de cerrar y la gente ya se estaba yendo, una mesera fue y me dijo:

- Oye, ya vamos a cerrar.

Entonces aproveché y le dije que si no tenían trabajo para mí en la cantina, de lo que fuera:

- Les barro, con tal de que me dejen nomás dormir aquí.

- Y luego, ¿donde vives?

- Acabo de llegar, no traigo nada y no tengo con quien llegar.

- Aquí no te puedes quedar porque necesitaríamos decirle al dueño, si quieres vamos a mi casa y ahí te puedes quedar en el corredor, para que no te duermas en la calle.

Y me fui con esa señora que trabajaba en la cantina, diario en la mañana le ayudaba a barrer, fui agarrando confianza con ella, tenía como seis días ayudándole cuando me dijo que unos amigos de ella vivían solos, iba a hablar con ellos, para ver si me podían recibir en su casa a cambio de que les lavara y barriera la casa. Esos muchachos iban a la cantina los fines de semana, para entonces ya trabajaba en la cantina, me daban 6 dólares al día por ayudarles a limpiar.

Los chavos me dieron chance, estuve dos meses viviendo con ellos y trabajando en la cantina; empecé a conocer amigos. Como a los dos meses encontré gente conocida de Compostela, encontré a Chavalo, me fui a vivir con él, ahí conocí hasta a unos primos míos, agarré un mejor trabajo en una cromadora, pero duré sólo un mes, me salí porque no me gustó, a los dos meses compré un carro y me fui pa' Oregon, me fui con un amigo que me hice en los Angeles, el conocía las corridas de las pizcas de allá.

-¿Cómo ves si nos vamos?

Le dije.

Yo sabía echar mecánica, mover carros.

- Si quieres nos la rifamos hasta Washington.

Eran 50 horas en un carro normal, en el mío eran como 70, mi carro no traía ni limpiabrisas, me acuerdo bien de eso porque fue la primera aventura que pase aquí, compramos un palito de esos que train un hule, como por allá estaba a llueve y llueve, mi amigo sacaba la cabeza y limpiaba el vidrio para que pudiera ver, llegamos y duramos 15 días para podernos acomodar, no tuvimos problemas con la migra, tuvimos problemas con la lluvia, además no traía calefacción el carro, íbamos envueltos en cobijas, nos paró un policía porque íbamos manejando envueltos en cobijas, sin calentón el carro y hacía mucho frío a pesar de que era en octubre, por allá hasta neva y llueve, el policía me paró porque iba haciendo zig zag.

- Es que tengo frío.

Pero no hubo problemas, nomás nos dijo que manejáramos con cuidado porque estaba muy feo el camino.

Trabajé un año, mi amigo ya conocía patrones, llegamos a unas barracas, que les nombran, galerones grandes, ahí nomás dan cama para que duermas, estuvimos 15 días, hasta que empezó el trabajo, de ahí nos fuimos a los pinos, a la montaña, duramos seis meses; en la sierra dormíamos en los moteles, después bajamos a la cherry, a Weston, de ahí a la pera; nos bajamos otra vez para Oregon y ahí hicimos una corrida de pera, después me salí a México para ver si podía volver a la escuela, se me hizo imposible, ya no podía estar en la casa, no me recibieron muy bien en Loja, mi papá ya vivía con otra señora, y como tenía que ponerme a trabajar en el campo y a mi no me gustaba ese trabajo, pagaban ocho mil pesos, además de que no me convenía.

Me regresé a Tijuana, como ya sabía pasarme al otro lado empecé a llevar gente, casi puros de Loja, gente que agarraba ahí, ya sabía brincarme y estaba todo más fácil; duré 4 años pasando gente, yo mismo conseguía la gente, en las cantinas, en la calle, en la terminal, yo mismo los brincaba, ya tenía el carro parqueado, acá del otro lado, listo; yo me salía, llegaba, metía a la gente y nos veníamos. El carro nunca lo saqué porque no tenía papeles, lo dejaba adentro, tenía dos llaves, unas yo y otras clavadas en el carro.

Hasta la fecha he pasado unos 200 de Loja, algunas veces sin ganar dinero, me acordaba que yo también así había caído, en eso quisieron venir mis hermanos, cuando iba a mi pueblo llevaba feria y seguro se deslumbraron, a los cuatro años fui a Loja, después me dio por ir cada año, Daniel se quiso venir la primera vez que fui, Victor en el último año, el dejó la escuela, yo no le dije que la dejara, ya tenía problemas por cuestión del dinero, era una batalla para él estar estudiando sin dinero, ya estaba enfadado, estaba sufriendo mucho, mejor se vino también, me lo traje, llegamos a Anaheim, ahí vivimos con unos amigos tres meses, hasta que empezó el field en Madera, trabajamos dos o tres meses, le dije que no me gustaba, pero, para eso, se vino mi señora de México, era mi novia entonces, le dije que fuéramos para San José, a ver que veíamos, llegando le dije que nos quedáramos:

- Vamos buscando jale, es la misma estar aquí o allá.

Además aquí tenía cerca a mi novia, conseguimos chamba en un restaurante, de bas boy y lavatrastes, yo agarré el de lavatrastes y mi hermano el de bas boy; nomás iba a estar un día o dos y me iba, trabajé un día lavando trastes casi a güevo:

- ¿Sabes que? no me gusta este jale, yo creía que estaba más suave.

Trabaje otro día y tampoco me gustó.

- Bueno, ¿entonces que quieres?, ¿que sabes hacer?

Me dijo el mayordomo.

- De todo.

- ¿Hablas inglés?

- Mas o menos te hablo inglés.

- Okey, te la voy a dar de cortador.

Ese jale por los normal lo agarras hasta que tienes 3 o 5 años y conoces todo el rol, y yo lo tenía al tercer día, !y yo que no me quería quedar¡, hasta que llegó el mayordomo general y le sorprendió que estuviera en la línea, preguntó que quién me había metido ahí y cuanto me pagaban:

- 3.50.

Entonces me dijo que me iban a pagar a 5, me dieron uniforme y me subieron a 6, pero eso ya no le cayó al mayordomo que me había metido, empezaron a darse los problemitas, mi cuate pensaba que iba y me quejaba con el otro y que por eso me aumentaban, dije:

- Bueno, que necesidad tengo de estar aguantando a estos cabrones.

Me pagaban el doble del mínimo pero dije: mejor me voy a Tijuana, allá unos mil dólares los gano en una noche, qué estoy aguantando.

Me quité el mandil y le dije al mayordomo:

- Ahí esta tu mandil, no voy a estar aguanando la carrilla, ahí está tu trabajo, dame lo que me debes, me estas corriendo y me tienen que pagar ahorita.

Sacó el dinero de la caja y me pagó lo que me debía, agarré mi carro y me fui hasta Tijuana.

Empecé a pasar raza otra vez, como por un año, en eso a Daniel lo saca la migra, fui por él a San Luis porque no se podía meter, lo mandé con un amigo, todos los que llevaba pasaron, menos él y un primo, del tren los bajaron nomás a ellos, estaba salado, lo metí con un amigo, en Tijuana, para que trabajara de cantinero, el atendía en el día y Daniel en la noche, pero cuando volví, a los tres meses, ya no me gustó el asunto, porque Daniel ya estaba muy enviciado en el ambiente, le dije:

- Vamonos de aquí a la chingada, ya andas de putañero.

El era el que hacía todo el desmadre y el ambiente en la noche, peleando diario, no quiso irse, le dije que arreglara lo que tenía que arreglar porque en un mes volvía por él, ya estaba enviciadito y no convenía que estuviera ahí, ya tenía hasta un chiquillo de una vieja, me lo traje; empezó a trabajar pero diario andaba bien drogado, coca, mota, de todo le hacía, hasta que se agarró el trabajo del casino y se calmó, se suavizó, pero también se largó un año para Oregon. Cuando lo traje, estuvo conmigo un mes, se hizo un amigo y se largó con él, hasta que me di cuenta que lo habían chingado, creo que pelearon y lo dejaron para el arrastre, me fui para Oregon un mes, no lo podía encontrar, hasta que me dieron razón, había caído en Madera, llegué y se los bajé a sus cuates, se enojaron todos, en ese tiempo todavía me tenía respetillo, de ahí para acá ya me quedé yo también aquí en Los Angeles, sólo cuando caía raza de Loja me lanzaba por ellos y me los traía, después agarré otro jalecito, emigrar gente, hacerles micas, seguros.

En los jales que hacía conocí gente de toda, se puede agarrar el vicio que se quiera, o puedes ser gente si quieres, porque en realidad vives entre la pura lacra, andas en el ambiente de los lacra, de la pinche escoria; ahí conocí amigos que hacían micas chuecas, buenas, cartas, de todo. Un día me enfadé de estar pasando raza y dije:

- Ya me voy para San José.

Aquí estaba mi señora y, mis hijas ya estaban creciendo, me decía que qué iba a hacer acá:

- Pos a ver que chingados hago.

Llegué y me metí al casino a trabajar, pero no me gustó, en eso un amigo me pasó todo el jale para que hiciera lo de las micas; el casino no me gustó porque me dieron un horario de 12 de la noche a 8 de la mañana, y un sueldito, a mi nunca me ha gustado trabajar por un sueldo, como uno aprende a ganar el dinero por cuenta propia, como que luego no te gusta que alguien, que es lo mismo que tú, o que es menos, y vez que es más menso, y te empieza a gritar sólo por que tiene un día más en el trabajo, es lo que pasa todo el tiempo con los paisanos, porque tienen tres días más y porque ya saben picar cebolla, llegas un poco más tonto porque no sabes agarrar el cuchillo bien, y ya te están regañando, siendo que es también un trabajador, como tiene más días; además salí mal con el cocinero: me empezó a querer gritar, a 5 o 6 los corrió, yo vi cuando acabe de entrar, y yo aldrede le buscaba peditos; un día me quiso gritar el pelón, era un gabacho que estaba impuesto a gritar, al último se me quiso echar y le digo:

- No, no, no, a mí no me grites.

Le quité una escoba.

- Vete, a mí no me vas a gritar, estas impuesto a gritar a mis paisanos pero aquí conmigo te la vas a pelar.

Entonces el pelón agarró un cuchillo, yo le grité:

- ¡Hijo de tu chingada madre, estoy garantizado para machetazos, hijo de la chingada, mucho más para cuchillos!, vente para acá con todo y cuchillo, ¡hijo de la chingada!.

Agarré la escoba, él agarró la vocina del security:

- Por favor, aquí este muchacho está muy loco y quiere golpearme.

- ¿Cómo que quiere golpiarme, si traes el cuchillo?, cómo serás mierda, de plano.

Me hizo reporte con el security.

- No, que pórtate bien, qué mira, qué acá, no te metas para la cocina.

- Tengo que ir para la cocina porque soy de mantenimiento, y tú no tienes que decirme nada, no eres mi patrón, grítale a mis paisanos, que son mojados, pero a mí no, yo también era mojado pero ya no.

Necesitaba gritarle, le dijeron al security, me sacaron y me hicieron el reporte, me dijo:

- A los tres reportes te podemos correr.

- No necesitan hacerme los tres reportes, aquí esta su bacha y ahí nos vimos.

Me regresé a Los Angeles, entonces dije:

- Sabes qué, pásame las máquinas que ya voy a empezar a emigrar gente, qué estoy batallando.

Empecé a agarrar las máquinas acá en forma y comencé a emigrar gente, a veces me sale un viajecito y voy a Tijuana y los traigo, pero traigo casi pura raza conocida y, por lo regular, es gente que no tiene feria, que no tienen donde ir, pues orale:

- Dame el pinche pasaje o para la gas y ya te traigo.

Tienes que estar consiente, antes de que te metas, saber los problemas que vas a tener, porque no es fácil ganar 50 o 60 dólares sin hacer nada, tienes que ir a trabajar para ganarlos, porque este trabajo es fácil pero también es difícil; son difíciles porque ahorita si hay, mañana no, es lo mismo que pasar raza, como puedo estar aquí ahorita pasando la frontera, mañana ya no me puedes ver.

Pero que hago, en vez de ir a robar, tengo que hacer algo, es la forma de mantenerme, es que en realidad el sueldo aquí está raquítico, nada más para estar sobre tus gastos, si no tienes tu familia aquí, te puedes mantener cuando tienes una casa con 5 o 6 amigos, pagas 100 dólares en la renta, pero para estar pagando un departamento tu sólo, sin que nadie trabaje: son 550 lo que pago de renta, teléfono, 100 dólares por mes, más la comida de los dos niños, mi suegra, mi señora, mi niña, más el gas, necesitaría estar ganando más o menos 1500 por mes, necesitaría ganar a 12 dólares la hora, ¿donde te la van a pagar?, o tener dos trabajos, pero no podemos porque mi niña está enferma, mi niña tiene 5 operaciones ya, al gobierno le debo 5 o 6 millones de dólares, decían que no iba a caminar pero ahorita, tiene 3 años, empieza a dar pasos, parece que sí va a caminar, entonces, como con un sueldo no alcanzo, tengo que hacer lo que venga.

Esa lana, que le debo al gobierno, no la estoy pagando, no me conviene trabajar porque si el seguro reporta que estoy trabajando, me van a quitar dinero, voy a tener que pagar, entonces ¿qué me van a dejar a mí?, si yo trabajara me joderían, me quitarían esos beneficios, por eso tengo que buscar la forma por otro lado, porque no puedo, tiene tres años de vida y más o menos a estado en el hospital de perdida 1 años 8 meses internada, es la más chica, fue la causa de que yo me quitara de andar en Tijuana, es la causa de que esté aquí, año y medio tengo que me cambié, dije, no tiene caso estar allá, mejor me quedé, lo que hago aquí es echar mecánica o jalesitos, un viajesillo a Tijuana.

No seguido me agarran, una vez me agarraron, con 15 micas y 15 seguros, en Arizona, me quitaron un carro y me metieron al bote, la emigración fue la que me agarró, lo bueno que me valió a mí era que iba tomado, iba con cerveza en la cabeza, le empecé a gritar al migra, y me empezó a dar aventones:

- Para eso sí eres bravo, quítate la pistola y metete aquí en la celda.

Su error fue que se quitó la pistola y se metió a la celda conmigo, ¡ahí nos pusimos una los dos!, cuando lo empecé a chingar me lo quitaron otros migras y me golpiaron, cuando fuimos a corte, a migración, eso fue lo que les gané.

Tenía mes y medio en la cárcel, me dijeron

- Ocupas 300 dólares para la fianza, para que salgas, te van a sacar con deportación, así puedes hacer la demanda al emigrante, de que te golpió, puedes arreglar tus papeles además.

No tenía dinero para la fianza, tenía que estar yendo a cortes para mover todo eso, era un defensor publico, que te da el gobierno, yo quería salir, porque en Tijuana sacaba buena feria; me vine, metí un viaje de gente a Madera, me emborraché en la cantina, hubo un pleito, lo tenía abajo cuando llegó un policía y me agarra, creí que era de los otros y le puse un trompón y lo tumbé, me dieron un mes por haber golpiado a un policía, de ahí me sacaron, me volví a la semana y me agarraron borracho, me dieron 6 meses de cárcel; ya no me conviene Madera, ya me conocen todos los policías, me vine para acá, me agarraron una vez borracho, me dijeron que fuera a corte y no fui, me volvieron a agarrar borracho, hace un año, no fui a corte, me agarraron otra vez y me metieron al bote, de ahí fui a corte, me dieron tres meses de cárcel y me suspendieron tres años la licencia, pero había un programa en el cual podías irte a tu casa, nomás pagabas 5 dólares diarios y trabajabas 8 horas diarias para la policía, trabajé en la cocina de la cárcel del condado, después de eso ya mejor me dediqué a estar aquí, me junté con mi gente, esa vez que salí de la cárcel, hasta el vicio del cigarro dejé, me vine con mi familia, fue cuando arreglé papeles.

Tengo un amigo que nos dio cartas a varios, yo no quería, nomás que vino y me rogó, ya me quería ir a México, pero al último sí acepté arreglar, por la niña, que no me la puedo llevar, venía diario a rogarme, conseguí cartas con él, para unos 8 de Loja, él era amigo de un amigo mío de Loja, nos conocimos por medio de él, porque metió a Daniel a trabajar, así nos conocimos, empecé a amistar más con él, nos hicimos más amigos, nos vemos casi diario.

Aquí la tienes que hacer de todo, una vez se me ocurrió llevar parque y armas para México, hice varios viajes, una vez Núñez iba conmigo, compré nueve mil tiros de puro calibre grueso, 9 mm, 22, luego llevé 12 mil tiros aparte, 9 mil de 3,57, llevé 25 escopetas automáticas; le hice un hueco al carro, cabía yo acostado, tapé todo, volví a pintar, soldé y metí todo abajo, esa vez me chingué como 15 millones, cuando el dólar valía 60 pesos, fue en el 82, 81; aquí no tienes dificultades para conseguir armas, me caín armas diario, cae raza con armas chuecas, las armas las compras chuecas, pero el parque es legal, cada mes hay una exposición de armas, el día 15 y el primero, puedes comprar lo que quieras, dije:

- Voy a llevar.

Compré un carro grande, con una cajuelota, mi tío Pedro, esa vez estaba en San Luis, sabía que iba para Loja y me dijo que si lo recogía de paso, él no sabía nada de lo que llevaba, me lo llevé, pero, pasando la revisión, llegamos a comer a Santa Ana, y mi tío muy nervioso y muy tonto, me dijo:

- ¿Que crees?, pasé dos cargas de parque.

- ¡Hijo de la chingada tan pendejo!, ¿dónde las tráis?

- Ahí las traigo en la bolsita, son dos cajas de 25.

- ¡Cómo serás pendejo tío!, ¿por qué no me dijiste que traías las cajas de parque?

- Pa'que no me dijeras que las dejara.

- ¡Te las había tirado a la chingada sí me dices que las llevas!, ira, llegando a Loja vas a ver lo que llevo, ¡y tú con tus chingaderas!

Sí me hubieran encontrado esas cajas de parque me hubieran revisado todo y me hallaban las pistolas. Llegando a Loja le voy enseñando todo lo que llevaba, ya se me desmayaba mi tío.

- ¡Por esas pinches cajas por poco me tuerzo con todo, hasta las islas Marías me mandan por causa tuya!

Nombre, se puso amarillo, hasta cambiaba de color, cuando vio las armas hasta temblaba, llevaba como 200 kilos de puro parque, todo lo vendí, la gente me conoce en cuanto llego; me avente varios viajes, tres, una vez me torcieron, ya al último, por eso me puse quieto.

Ese día no pensaba llevar, unos amigos me encargaron rifles, no llevaba mucho, nomás me quitaron las armas y 300 dls, siempre llevaba también grabadoras, ese día la grabadora llevaba adentro pistolas y yo ni sabía, ya me habían revisado todo hasta que alguien vio la pistola en la grabadora, me revisaron todo y me torcieron, pero cuando volví, ese cuate ya no se la acababa conmigo, y hasta la fecha; nunca entregué los encargos para su familia, ni la grabadora, ni una maleta de ropa.

Tienes que hacer algo aquí porque, trabajar a sueldo, cuando ya vienes un poco mas despierto, vienes ya estudiado, no vienes tan tapado, porque, sin ofender a nadie, pero la gente que se viene es gente inculta, que viene del campo, a trabajar y a que los exploten, a que cualquier cabrón les esté gritando, y que a uno cuando le gritan como que ya no va, a mí no me gusta, por eso a mi me cae raza de México que no trái dinero, que ocupa unos papeles, una mica, un seguro.

- Andale, llévatela, al cabo que ni más rico ni más pobre.

A veces vienen a decirme que está su familia en la frontera queriendo pasar.

- No traigo dinero.

- Andale, dame para el gas y luego me pagas.

La mayoría sí me lo agradece, pero de todos modos no quedas bien con nadie, cuando vienen aquí vienen humildes, pero ya agarran sangrita, como que ya empiezan a hablar dos palabras en inglés, conocen un mayordomo y a uno hasta lo desconocen, hay gentes que no son así.

Tengo varios amigos de confianza en tiendas, restaurantes, cantinas, que nunca les he hecho una transa, porque uno hace transas pero sabe con quien, y no son transas, para mí que son favores, a uno le dicen transa porque vas a Tijuana y traes gente, haces micas, pero sí tu vienes y no traes papeles no vas a trabajar, no es una transa la que estoy haciendo, es algo que tu necesitas y, además no tráis dinero, orale. Tengo amigos que tienen 200 o 300 mil dólares, que los respaldan sus negocios, y cambian cheques, entonces les digo:

- ¡Orale!, éste es derecho, yo te respondo por él.

Son amigos que me tienen buena confianza, porque les he hecho buenos paros, cuando yo los ocupo, ¡orale!, fuera transa sí te pidiera la mitad del cheque, medio mundo habla de mí, pero medio mundo está aquí por que le ayudé, por ejemplo, alguien que no tiene cuenta de banco y que el cheque esta a nombre de otra persona, son cheques de gobierno, que te mandan de los impuestos, mira, un ejemplo, ella está agarrando WF y medical para su niño, porque no trabaja, pero lo que le dan es muy poco, no se mantiene, entonces ella tiene que buscar la vida por otro lado, vino conmigo y le di unos papeles, se los regalé porque era cuñada mía, un seguro y una mica con otro nombre, ella trabaja, recibe su "in come tax", yo les digo a todos que hagan sus "in come tax", porque es dinero que ellos se ganaron y que el gobierno les quitó:

- Tú tráime los papeles y yo te los hago.

Los mandamos y ahí está el cheque, por que él que no agarra ese dinero el gobierno se queda con el.

Yo les hago esos trabajitos, ellos recibe su cheque y a mí al ratito me pagan con alguna cerveza, a mí me conviene que la gente traiga dinero a que ande de méndiga y, que en vez de gorrearles un cerveza, me vengan a pedir prestado, a mí me conviene que tu tengas a que estés jodido, esa es la base que yo tengo cuando ayudo a alguien, además sé que tengo amigos que están dispuestos a ayudarme.

Las micas solo sirven para trabajar, si te las ve la migra te las quita, con la nueva ley, sin papeles no te agarran en ningún trabajo y, para el patrón, es un paro, es una ventaja para ellos, el día que no venga gente de México se acaba esto, el gobierno sabe todo, es tan listo, el gobierno sabe los millones de gente que está emigrada y los millones de gente que trabaja, eso de la cortina son políticas que el gobierno tiene, la frontera es muy grande, muy amplia, muy larga, es, ponle, país grande, fuerte, con dinero, puede hacer lo que quiera, pero no ocupan poner esa cortina, ellos saben por donde entramos, si el gobierno quisiera detenernos nos detendría, no pasábamos ninguno, no quieren, simplemente, es un promedio el que está dejando meter, es todo, ellos, si quisieran, tapan en donde quieran y a la hora que sea y no entra nadie, por ejemplo, la gente no puede entrar porque hay revisiones en San Clemente, las quitan hasta dos tres días, ¿por qué las quitan?, quieren que pase la gente, del montón agarran unos cuantos, quitan los chequeos dos, tres horas, la migración tiene horarios, a cierta hora se cambia de turno y te dejan 10 o 15 minutos para que te metas, de cada dos, tres turnos, se quitan una vez, y ahí puedes entrar libre, como si nada, ellos saben lo que están haciendo, ellos tienen el compromiso de llenar tantos camiones, y se van, ya mañana será otro día, ellos cumplen su reglamento, ellos tiene un promedio, de que entren dos millones mensuales, entonces ellos tienen que agarrar millón y medio, el otro medio millón se sale porque ya no hay trabajo, todo está calculado, hay un promedio de tres millones anuales por Tijuana, agarran dos y uno se regresa voluntariamente porque ya terminó su trabajito.

Toño Nuñez estaba bien alivianado aquí, estaba demasiado orgulloso, yo me enojé con él hace como un año, yo lo traje gratis a él y a todos sus hermanos, les di papeles, pues llegó a tanto su orgullo que dijo que ya no pagaba en efectivo, puro master card, pero mira, cómo que Dios te castiga: lo corrieron como al mes, estaba bien asegurado, tenía trabajando como 7 años, ahora está ganando 5 dólares en la construcción, en pleno solazo; me estaba acordando de la gente que ayudé, que me debe, y que ya ni me habla: a los Huerta, a los cinco les di papeles, se fueron paras México, volvieron, pasó como un año, un día, estábamos viendo el beis por la tv, comenzó la apostadera y a sacar dinero para ver quién apostaba más:

- ¿Pos cuanto tráin?

Empezamos a gritar.

- A, pos como no gritas, con tu pinche dinero de transa, de puta pinchi mica chueca.

Me dijeron.

- Oye, y conste que ustedes no me las han pagado todavía, y han pasado más de dos años.

Cuando caí, había sólo como unos 5 de Loja , ahora, ya cuando caes, es con base de que vas con alguien, si no hayas trabajo pronto tienes casa donde dormir, pero cuando llegas y no tienes ni casa y a dormir en la calle, sin comer, ahora hay quien te oriente, quien te de un raite, que te lleven a tal lado a buscar trabajo, pero si no tienes nada, vienes a la aventura, a dormir en un parkeadero, en las terminales. Cuando estuve en Tijuana me caían, de perdida, dos, tres, de Loja , cada semana.

No sé si me vaya a quedar mucho tiempo aquí, depende de la niña, cómo se ponga más delante, ya estando los niños en la escuela ya ni te puedes ir aunque quieras, y luego, allá es otro tipo de vida, adaptarte otra vez a estar allá, adaptarte a la vida, el trabajo, sobre todo al trabajo, un trabajo donde vas a ganar poco, es como una readaptación a tu mismo pueblo, cuando uno va lo ve bonito, por que va uno con 100, 200 dólares y, a vacaciones, por dos, tres días, te acabas el dinero y te vienes, pero, ya irte a adaptar otra vez, a trabajar, a ganar el mínimo, 5, 4 dólares, aquí en una transa agarras dos, trescientos, por día, ponle que allá no pagas renta, el puro problema es la comida pero no se puede.

Yo me vine por problemas familiares, a mí no me gustaba la agricultura y en ese pueblo no había forma de trabajar, en ese tiempo, supuestamente, el Norte era bueno, el que venía hacía dinero, por que había poca gente, buenos sueldos y buen trabajo, hace 17 años yo trabajé a 5 la hora, sigue siendo a 5 dólares la hora, en vez de subir está bajando, porque habemos demasiados trabajadores.

El que brinca la línea casi nunca es el patrón, el que te brinca la línea es un cabrón que trabaja con alguien, el coyote es el que te brinca, es el cabrón que conoce el cerro y que trae su pollada atrás, el patrón es el que recibe allá, el que gana la feria, el coyote es el guía que lleva diez gentes al que tiene donde clavarlas; al que brinca la gente se la pagan cada a una a 75 o 100 dólares, yo trabajaba solo, todo el tiempo brincaba y me venía, nunca trabajé con nadie, el peligro es la gente que te sale en el camino, a mí nomás una vez me agarraron en Tijuana, me quitaron un anillo, un reloj y 100 dólares, fueron unos bajapollos, gente mariguana de Tecate, estaban en la línea bajando raza, no pude hacer nada porque traía dos niños, una señora y un primo hermano mío, hijo de mi tío Pedro, como el vato le puso el cuchillo a Pedro no quise hacer nada, pensaba hacerla de tos pero, andaban bien locos y, por los mismo, podían picar a Pedrillo:

- Te voy a dar lo que traigo pero déjalo.

Como a los diez minutos llegó un amigo mío y le platique, fuimos, pero ya el puro reloj les bajé, y no el mío, el de la vieja, el mío ya lo habían vendido.

¿La policía del lado mexicano?, esos sí son una bola de bandidos, esos si me agarraron de perdida unas 15 o 20 veces, pero era cuestión de que les daba 50 o 100 dólares y ahí se acababa todo el problema, a mí, como coyote, nunca me clasificaron porque decía que metía puros conocidos, pura gente del rancho, con gente desconocida nunca me agarraron, no te hacen nada, simplemente te bajan la feria, a ellos no les conviene encerrarte, además no te pueden encerrar por nada, porque los coyotes grandes están enrolados con ellos, los que verdad están fuertes conocen a todos los policías, ellos están de acuerdo, saben como se mueve la agua, eso no se acabado pero está más calmado, porque, cuando iba para México, llegaba con úlcera a Loja, de coraje, me han quitado carros y hasta me han hecho esperara hasta otro día, me acuerdo que una vez me paró un méndigo federal en Hermosillo, iba dormido y mi hermano iba manejando.

- Te paré porque vienes recio.

Me pidió la licencia y ya estaba suspendida, le expliqué que veníamos desde San José, que me estaba ayudando a manejar, le estaba hablando con buenas palabras, me pidió 200 dólares, yo le daba 50, no quiso.

- Llévame a donde quieras.

Me llevó hasta Hermosillo y encerró el carro en el corralón.

- Danos la multa para pagarte y podernos ir.

Le decía que venía de turista a ver a mí gente, él decía que yo no quería cooperar, y yo:

- No, tú eres el que no quiere cooperar.

- Me das sólo 50 y yo soy federal, no policía.

- ¿Sabes que?, ya me hiciste enojar con eso de tu pinche federal, llévatelo y has lo que quieras, no te voy a dar ni un cinco, ya ni los 50 le doy, que lo encierren y que me den el folio porque voy a ir a poner una queja.

Hablé a la secretaria de turismo, fuimos hasta con el jefe de la delegación y ya no hallaban al policía ese, buscamos el carro y nunca lo encontramos, hasta que pagamos la multa y metimos un reporte a ese policía; pero ya todo está mejor, hasta se portan más amables; otra vez que venía de Nogales me pararon y yo ya estaba encabronado, sólo me dijo:

- Trae las luces apagadas, por favor las prende.

Antes que 50, que 100, llegaba con úlcera, la pura judicial era la que chingaba, y las aduanillas que tenía retenes, el gobierno no, el ejército no, ahora te piden, pero normal, que para que cooperes, ahora les das 10, 15 dólares, sólo para cooperar, pero ya sin coraje.

Es una batalla éste Norte, pero sí tú no estás con la raza, está cabrón, la mayoría de la gente viene sin dinero, a veces los parientes son los últimos que te dan la mano. No entiendo porque se les sube tanto el Norte y el dinero. Cuando un río crece busca su cauce, vienes al Norte y vienes a mantenerte, a ver cómo le vas hacer, de alguna forma tienes que librarla, hasta te valen madre las leyes que haiga, si no tienes una forma de hacerle tienes que robar o matar, tienes familia, si los niños están llorando tienes que ver como les das de comer, te vale madre el mundo.

En Tijuana para hacer dinero, para agarrar gente, tienes que andar donde anda la raza: en lo peorcito, yo ya tengo 36 años, ya estuvo, ya no tengo necesidad, tengo un feriecilla, aquí estoy haciendo feria, mientras aquí, en el día, me caen 100, 150 dólares diarios; no tengo que ir a ningún lado, me la paso viendo tv, beis, ellos vienen a buscarme, me saco hasta 500 semanales y todo tranquilo, ya no ocupo andar en la frontera arriesgando a que me pongan una chinguiza, tengo un machetazo en la cabeza, dos piquetes en las costillas y muchas calentadas, ya no quiero seguirle, ya estoy viejo.

Generalmente la gente que viene es gente de rancho, en Oregon, por ejemplo, me traje como el 70 por ciento de los que están allí, es gente inculta, es gente que viene del campo, están aferrados a que el patrón los regañe, les grite, los patié, les vale madre vivir en unas méndigas condiciones paupérrimas: sin baño y sin ninguna clase de sanidad, en un méndigo catre. Anteriormente había campos, llegabas con un ranchero, te daba guantes, tijeras, botas, eso cuando no había gente, ahora si tu quieres trabajar tienes que llevar tus botas, tus guantes, antes hasta te rogaban para que trabajaras, hasta perdían las cosechas por falta de gente, ahora debes de tener tu herramienta para ir a trabajar; cuando llegué, hace 18 años, batallé porque no tenía a nadie conocido, yo fui de los primeros que me vine, pero era fácil conseguir trabajo.

Lo que sí extraño de mi pueblo es la amistad, yo tomo cerveza aquí y tomó cerveza allá, en mi casa tengo siempre cerveza, si no llega una persona, un amigo mío, nunca me trago una si no hay con quien platicar, la platica me saca ánimo y gusto, yo nunca me tomo una cerveza solo.